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org/amnis/3499
17 | 2018 :
Guerres et violences politiques dans les sociétés européennes et américaines à
l’époque contemporaine(XIXe-XXIe siècles)
La guerre, clé de lecture du politique
Résumés
Français English Español
Dans cet article, nous étudions certains aspects des « escadrons de la mort » argentins
(organisation interne ; modus operandi) pendant la dernière dictature militaire (1976–1983).
Nous essayons de montrer le lien entre le recours à la violence extrême par ces escadrons, la
commission des délits de droit commun (vol, fraude économique, extorsion) et
l’endoctrinement reçu préalablement par les membres des escadrons. L’étude de ces questions
est faite à partir d’une approche interdisciplinaire (histoire, anthropologie, psychologie).
L’hypothèse est la suivante : l’endoctrinement a permis aux escadrons d’employer la violence
extrême et a banalisé les crimes de droit commun, en construisant une altérité négative (les
opposants, les guérillas) dont la destruction apporterai la paix au pays. La méthodologie est
qualitative et comparative. Les sources utilisées dans la recherche sont des témoignages de
victimes et des membres des escadrons. Le cadre théorique est construit à partir de la
recherche et les réflexions de Jacques Sémelin et d’Albert Bandura sur l’utilisation de la
violence extrême par les forces militaires et de la Police. Ce travail est l’un des résultats du
projet de recherche « Penser la répression en Argentine », financé par l’Université Nationale
« Trois Février, et dirigée par l’auteur.
This work deals with some aspects of the trigger and the internal organization of the so called
Argentinian « task groups », special units who carried out a campaign of clandestine
repression against a part of the argentine people and against the guerrillas. It tries to show the
link between the use of extreme violence, the commission of some crimes (theft, economic
fraud, extortion) and the indoctrination received previously by special unit members. The
study of these issues is done from an interdisciplinary approach (history, anthropology,
psychology). The hypothesis is that this link was one of the elements which crystallized to a
prolonged and intense process of indoctrination of « task groups » members; this
indoctrination enabled the use of extreme violence and trivializing crimes, by the construction
of a negative Otherness whose destruction would bring peace to the country. The methodology
used is qualitative and comparative. The empirical basis of this work is constituted by
testimonies of victims and members of the « task groups ». The theoretical framework is built
from Jacques Sémelin, and Albert Bandura research’s on mass crimes and extreme violence by
military and police forces. This work is one of the results of the research project « Thinking
about the clandestine repression in Argentina (1955–1983) », financed by the Argentinian
Universidad Nacional de Tres de Febrero, directed by the author.
En este trabajo se estudian algunos aspectos del accionar y la organización interna de los
« grupos de tareas », unidades especiales mixtas que llevaron adelante una campaña de
represión clandestina contra una parte de la población argentina y contra la guerrilla. Se
intenta mostrar la vinculación entre el recurso a la violencia extrema, la comisión de delitos
comunes (robo, fraude económico) y el adoctrinamiento recibido previamente por sus
miembros. El estudio de estas cuestiones se realiza a partir de un enfoque interdisciplinario
(historia, antropología, psicología). La hipótesis es la siguiente : el discurso moralizante fue
uno de los elementos en los cuales se cristalizó un prolongado e intenso proceso de
adoctrinamiento de los miembros de los « grupos de tareas », el cual habilitó en estos
elementos el recurso a la violencia extrema. La metodología es cualitativa y comparativa. La
base empírica de este trabajo está constituida por testimonios de víctimas y de miembros de
los « grupos de tareas ». El marco teórico está construido a partir de las investigaciones y de la
reflexión de Jacques Sémelin y de Albert Bandura sobre el recurso a la violencia extrema por
parte de fuerzas militares y policiales. Este trabajo es uno de los resultados del proyecto de
investigación « Pensar la represión en Argentina », financiado por la Universidad Nacional de
Tres de Febrero y dirigido por el autor.
Entrées d’index
Mots-clés : Argentine, 1976–1983dictature militaire, violence extrême, terrorisme d’État
Keywords : Argentina, 1976–1983, Military Dictatorship, Extreme Violence, State Terrorism
Palabras claves : Argentina, 1976–1983, dictadura militar, violencia extrema, terrorismo de
Estado
Texte intégral
Introducción
1 El denominado « Proceso de Reorganización Nacional (en adelante, PRN) » se
presentó y se propuso a la sociedad argentina como la respuesta a la inmoralidad, la
corrupción y la violencia política reinantes. Eran quienes venían a recomponer todo
lo corrompido en el Estado y la sociedad argentina hacia 1976. Entre sus « objetivos
básicos » se contaban restablecer la « vigencia de de los valores de la moral
cristiana » para « erradicar la subversión »1. Esta vocación moralizante y
purificadora se materializó en una campaña de represión clandestina, implementada
fundamentalmente por unidades especiales mixtas2 (en delante, UEM), que
cometieron una amplia gama de crímenes y delitos para alcanzar los objetivos
enunciados por los responsables del PRN. Entre las muchas farsas y contradicciones
que pueden imputársele al PRN, está la caracterización de esta campaña : l gobierno
–y buena parte de la sociedad argentina también…– la denominaron « la guerra
contra la subversión ».
2 No hubo tal guerra y estas UEM actuaron con una violencia que traspasó los
límites de lo que podría denominarse violencia estatal. Desde la quema de
publicaciones consideradas « subversivas3 » hasta la incineración de los cuerpos de
« detenidos–desaparecidos »4, pasando por que el secuestro, la tortura, la violación
de embarazadas, el abuso de menores, el robo y el fraude económico, todo se
enmarcó en los objetivos básicos antes señalados5. Esta es una de las contradicciones
que pueden señalarse en la gestión gubernamental del PRN.
16 Otro perpetrador, miembro de una UEM que actuó en la órbita del Batallón de
Comunicaciones de Comando 141 del Ejército Argentino con asiento en la provincia
de Córdoba, definió a estos crímenes como « actos y hechos positivos para la
comunidad »30. Este perpetrador sostuvo que « actuó convencido y confiado en la
legitimidad de las órdenes u directivas emanadas por sus superiores »31. Esta
convicción patriótica aparece reforzada por la creencia en la exculpación basada en el
universo mental difundido en por la intransigencia católica. La certeza de que la
represión clandestina se ajustaba sin contradicciones a lo indicado por la religión
católica aparece en varios de los testimonios. En los testimonios consultados, se
señala el haber recibido apoyo espiritual de sacerdotes católicos, quienes
reconfortaron a los perpetradores sobre las implicaciones morales de sus actos32.
Según el perpetrador del Batallón de Comunicaciones de Comando 141 citado
previamente, él y sus camaradas se consideraban « cristianos » y que llevaron a cabo
Y robar también…
17 Quizás al lector pueda parecerle banal detenerse ahora en el pillaje de los bienes
muebles e inmuebles de los « detenidos–desaparecidos ». Generalmente, en el caso
argentino, se trató de robos destinados a aprovisionar a las UEM de dinero, de
automóviles y de casas para cautiverio, pero también como forma de enriquecimiento
personal de los perpetradores. El saqueo de los bienes podía realizarse durante el
secuestro de las personas o bien en un operativo posterior. El célebre informe
« Nunca más » le dedicó varias páginas a este aspecto de la represión clandestina,
denominándolo « botín de guerra ». Entre muchos ejemplos posibles, destacamos el
testimonio de María Saleme sobre su secuestro, el de su esposo, Alberto Santiago
Bumichon y el de su hijo David
19 El trabajo con estas fuentes nos mostró que las UEM transgredieron
constantemente cualquier límite que uno pueda imaginar, operando con un alto nivel
de autonomía y con un laxo control de parte de sus superiores. En la sentencia
definitiva del histórico « Juicio a las Juntas », los magistrados dieron por probado
que « los cuadros inferiores » dispusieron de una « amplia libertad para determinar
la suerte del aprehendido ». Otro elemento que aparece en las fuentes y que refuerza
nuestra línea de análisis, es una reformulación de los liderazgos en las UEM a partir
de los resultados obtenidos en la represión clandestina. Testimonios de víctimas y de
perpetradores coinciden en señalar que UEM de la ESMA y del Batallón 601 del
Ejército Argentino tuvieron jefes de hecho, surgidos del accionar represivo
propiamente dicho y que no respondían a sus mandos naturales. Adolfo Francisco
Scilingo, miembro de la UEM que actuó en la ESMA, al reconstruir
retrospectivamente la organización y funcionamiento de la misma, describió el
mismo tipo de comando : el jefe de facto de la unidad no parecía dar cuentas a nadie
en la toma de decisiones37.
Conclusiones
20 Tácito, refiriéndose al asesinato del Emperador Galba, escribió : « pocos se
atrevieron a la peor de las fechorías ; muchos la desearon ; todos la permitieron38 ».
Con algunos ajustes, esta frase podría resumir muy ajustadamente lo que hicieron las
Fuerzas Armadas y de seguridad argentinas durante la mal llamada « guerra contra
la subversión ». El adoctrinamiento recibido redefinió cognitivamente la moralidad
del asesinato, haciendo desaparecer todo tipo de censura o bloqueo para cometerlo.
Esto puede verificarse tanto en el caso argentino como en los otros mencionados en
este trabajo : los crímenes y delitos se cometieron caucionados por discursos
purificadores, en defensa de la Patria, de la integridad territorial o de la religión. El
adoctrinamiento dotó de una caución religiosa al accionar de los perpetradores,
convirtiéndolos en holy warriors, a quienes todo error o exceso en la lucha a muerte
contra la « subversión » les sería perdonado en el más allá. En el marco del
adoctrinamiento, el « subversivo » estaba condenado de antemano a ser destruido
por ser definido como enemigo de la esencia católica de la Nación, un atributo
inviolable y permanente. La falta que se le atribuye al « subversivo » no nace de sus
actos (protesta, violencia armada, desafío a las estructuras de autoridad), sino de la
interpretación de los adoctrinadores.
21 Una vez superados los límites morales, psicológicos, culturales y físicos para
ejercer la violencia extrema contra un ser humano indefenso, incluso al borde de la
muerte por el castigo previamente recibido, el pillaje de sus bienes pareció como la
continuidad natural. Llegaron a obligar a una detenida a, mediante un documento de
identidad falso –que ellos mismos confeccionaron–, facilitar la compra de un
inmueble39. O a utilizar a un detenido como mano de obra en la refacción de una
vivienda40. O negarse a entregar el cadáver destruido de un detenido–desaparecido
asesinado en un enfrentamiento fraguado41. Así, el saqueo de los bienes de los
« enemigos » se convirtió en una parte indisociable de las acciones represivas42.
22 En nuestra opinión, la muy amplia libertad de la que dispusieron las UEM y la
carencia de una estructura de mando firme y profesional, sumadas a la
clandestinidad de la represión y las deficiencias en la formación previa, crearon una
estructura de la oportunidad para agregar el saqueo económico a la violencia extrema
ejercida contra los « detenidos–desaparecidos ». Si el « subversivo » había sido
privado de su condición humana, no había obstáculo para enajenarle también sus
bienes muebles e inmuebles.
23 A pesar de la insistente y monocorde retórica moralizante, el PRN quedó muy lejos
de los objetivos que rimbombantemente anunció a los argentinos cuando asaltó el
gobierno el 24 de marzo de 1976. La violencia extrema con la que actuaron y todos los
crímenes y delitos que cometieron no tienen justificación ni perdón posible. En
cualquier caso, policías, hombres de las fuerzas de seguridad y militares están
obligados a no convertirse en asesinos, más allá de las órdenes recibidas o de la
palabra de un sacerdote, o la de un profesor querido y respetado.
Notes
1 « Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización
Nacional », 24 de marzo de 1976, en : Documentos básicos y bases políticas de las Fuerzas
Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional, Buenos Aires, 1980, p. 7.
2 Comúnmente denominadas « grupos de tareas » o « patotas », estas unidades estuvieron
compuestas por un número variable de civiles, militares, policías, miembros del Servicio
Penitenciario y otras fuerzas de seguridad, como la Prefectura Naval Argentina y la
Gendarmería Nacional.
3 Una quema de bibliografía « marxista » fue organizada por el Comando en Jefe del Tercer
Cuerpo de Ejército, para que no afecte « al intelecto y [a] nuestra manera de ser cristiana » y
para que no siga dañando a uno de los bienes más preciados de la sociedad argentina : la
Auteur
Mario Ranalletti
Instituto de estudios históricos, Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentina,
mranalletti@untref.edu.ar
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