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Violencia extrema y delito en el marco de la campaña de represión cla... https://journals.openedition.

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Revue de civilisation contemporaine Europes/Amériques

17 | 2018 :
Guerres et violences politiques dans les sociétés européennes et américaines à
l’époque contemporaine(XIXe-XXIe siècles)
La guerre, clé de lecture du politique

Violencia extrema y delito en el


marco de la campaña de
represión clandestina en
Argentina (1976–1983)
MARIO RANALLETTI

Résumés
Français English Español
Dans cet article, nous étudions certains aspects des « escadrons de la mort » argentins
(organisation interne ; modus operandi) pendant la dernière dictature militaire (1976–1983).
Nous essayons de montrer le lien entre le recours à la violence extrême par ces escadrons, la
commission des délits de droit commun (vol, fraude économique, extorsion) et
l’endoctrinement reçu préalablement par les membres des escadrons. L’étude de ces questions
est faite à partir d’une approche interdisciplinaire (histoire, anthropologie, psychologie).
L’hypothèse est la suivante : l’endoctrinement a permis aux escadrons d’employer la violence
extrême et a banalisé les crimes de droit commun, en construisant une altérité négative (les
opposants, les guérillas) dont la destruction apporterai la paix au pays. La méthodologie est
qualitative et comparative. Les sources utilisées dans la recherche sont des témoignages de
victimes et des membres des escadrons. Le cadre théorique est construit à partir de la
recherche et les réflexions de Jacques Sémelin et d’Albert Bandura sur l’utilisation de la
violence extrême par les forces militaires et de la Police. Ce travail est l’un des résultats du
projet de recherche « Penser la répression en Argentine », financé par l’Université Nationale
« Trois Février, et dirigée par l’auteur.

This work deals with some aspects of the trigger and the internal organization of the so called
Argentinian « task groups », special units who carried out a campaign of clandestine
repression against a part of the argentine people and against the guerrillas. It tries to show the
link between the use of extreme violence, the commission of some crimes (theft, economic
fraud, extortion) and the indoctrination received previously by special unit members. The
study of these issues is done from an interdisciplinary approach (history, anthropology,
psychology). The hypothesis is that this link was one of the elements which crystallized to a
prolonged and intense process of indoctrination of « task groups » members; this

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indoctrination enabled the use of extreme violence and trivializing crimes, by the construction
of a negative Otherness whose destruction would bring peace to the country. The methodology
used is qualitative and comparative. The empirical basis of this work is constituted by
testimonies of victims and members of the « task groups ». The theoretical framework is built
from Jacques Sémelin, and Albert Bandura research’s on mass crimes and extreme violence by
military and police forces. This work is one of the results of the research project « Thinking
about the clandestine repression in Argentina (1955–1983) », financed by the Argentinian
Universidad Nacional de Tres de Febrero, directed by the author.

En este trabajo se estudian algunos aspectos del accionar y la organización interna de los
« grupos de tareas », unidades especiales mixtas que llevaron adelante una campaña de
represión clandestina contra una parte de la población argentina y contra la guerrilla. Se
intenta mostrar la vinculación entre el recurso a la violencia extrema, la comisión de delitos
comunes (robo, fraude económico) y el adoctrinamiento recibido previamente por sus
miembros. El estudio de estas cuestiones se realiza a partir de un enfoque interdisciplinario
(historia, antropología, psicología). La hipótesis es la siguiente : el discurso moralizante fue
uno de los elementos en los cuales se cristalizó un prolongado e intenso proceso de
adoctrinamiento de los miembros de los « grupos de tareas », el cual habilitó en estos
elementos el recurso a la violencia extrema. La metodología es cualitativa y comparativa. La
base empírica de este trabajo está constituida por testimonios de víctimas y de miembros de
los « grupos de tareas ». El marco teórico está construido a partir de las investigaciones y de la
reflexión de Jacques Sémelin y de Albert Bandura sobre el recurso a la violencia extrema por
parte de fuerzas militares y policiales. Este trabajo es uno de los resultados del proyecto de
investigación « Pensar la represión en Argentina », financiado por la Universidad Nacional de
Tres de Febrero y dirigido por el autor.

Entrées d’index
Mots-clés : Argentine, 1976–1983dictature militaire, violence extrême, terrorisme d’État
Keywords : Argentina, 1976–1983, Military Dictatorship, Extreme Violence, State Terrorism
Palabras claves : Argentina, 1976–1983, dictadura militar, violencia extrema, terrorismo de
Estado

Texte intégral

Introducción
1 El denominado « Proceso de Reorganización Nacional (en adelante, PRN) » se
presentó y se propuso a la sociedad argentina como la respuesta a la inmoralidad, la
corrupción y la violencia política reinantes. Eran quienes venían a recomponer todo
lo corrompido en el Estado y la sociedad argentina hacia 1976. Entre sus « objetivos
básicos » se contaban restablecer la « vigencia de de los valores de la moral
cristiana » para « erradicar la subversión »1. Esta vocación moralizante y
purificadora se materializó en una campaña de represión clandestina, implementada
fundamentalmente por unidades especiales mixtas2 (en delante, UEM), que
cometieron una amplia gama de crímenes y delitos para alcanzar los objetivos
enunciados por los responsables del PRN. Entre las muchas farsas y contradicciones
que pueden imputársele al PRN, está la caracterización de esta campaña : l gobierno
–y buena parte de la sociedad argentina también…– la denominaron « la guerra
contra la subversión ».
2 No hubo tal guerra y estas UEM actuaron con una violencia que traspasó los
límites de lo que podría denominarse violencia estatal. Desde la quema de
publicaciones consideradas « subversivas3 » hasta la incineración de los cuerpos de
« detenidos–desaparecidos »4, pasando por que el secuestro, la tortura, la violación
de embarazadas, el abuso de menores, el robo y el fraude económico, todo se
enmarcó en los objetivos básicos antes señalados5. Esta es una de las contradicciones
que pueden señalarse en la gestión gubernamental del PRN.

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3 En este trabajo, basándonos en la investigación disponible y en la consulta de


diferentes sentencias dictadas en procesos contra los miembros de las UEM, de
testimonios de torturadores y de sus víctimas, analizaremos algunos aspectos del
accionar y la organización interna de estas unidades, con el fin de mostrar la
vinculación entre el recurso a la violencia extrema, la comisión de delitos comunes
(robo, fraude económico) y el adoctrinamiento recibido previamente por sus
miembros. Mientras desde el gobierno militar se aleccionaba a la sociedad con un
discurso moralizante, las UEM no sólo asesinaban con saña, sino que saqueaban los
bienes de los « detenidos–desaparecidos ». Estos elementos nos interpelan sobre
varias cuestiones : ¿Violencia extrema y delito común formaron parte de una misma
lógica represiva ? Es decir, ¿el fin era la apropiación de bienes y el medio la violencia
extrema, o a la inversa ? ¿Estaban inscriptos estos crímenes y delitos en la formación
profesional de los perpetradores o bien son el resultado de otros factores ? ¿Cómo se
explica que profesionales (militares, policías, hombres de las fuerzas de seguridad) se
sumerjan en la barbarie que fue la mencionada campaña de represión clandestina ?
4 En este trabajo, aportaremos respuesta(s) a estos interrogantes a partir de un
enfoque interdisciplinario (historia, antropología y psicología) en el estudio del
accionar de algunas UEM y de la trayectoria de sus miembros. La hipótesis es la
siguiente : el discurso moralizante fue uno de los elementos en los cuales se cristalizó
un prolongado e intenso proceso de adoctrinamiento –tanto sistemático como
informal– del personal implicado en crímenes y delitos cometidos en el marco de la
represión clandestina. En el plano metodológico, el tema de este artículo es estudiado
como un caso de historia del tiempo presente, apoyándonos en la comparación con
otros contextos históricos y nacionales donde se registraron violencias extremas y su
justificación en términos similares. Los testimonios de los perpetradores han sido
trabajados a partir de la propuesta metodológica elaborada por Leigh Payne6,
además de confrontarlos con los testimonios de las víctimas. El encuadre teórico de
este estudio está determinado por los estudios sobre los crímenes y las violencias de
masas, especialmente por la obra y la reflexión en torno a estas cuestiones de Jacques
Sémelin. Se proponen aquí para la discusión algunas innovaciones terminológicas,
como el uso de los sintagmas « unidades especiales mixtas » y « campaña de
represión clandestina », con el fin de precisar el objeto de estudio en función de los
desarrollos realizados en el estudio los crímenes y violencias de masas producidos en
otros contextos.
5 En un primer momento, presentaremos brevemente otros casos donde violencia
extrema y delito común aparecen unidos en lógicas y prácticas que producen
masacres, crímenes y violencias de masas. A continuación, mostraremos que el
recurso a la violencia extrema por fuerzas militares o policiales es, ante todo, el
resultado de un proceso mental previo al pasaje al acto, apoyándonos teóricamente
en desarrollos de la psicología cognitiva y de los estudios sobre masacres.
Finalmente, presentaremos varios ejemplos del caso argentino basándonos en lo
presentado en las partes precedentes.

La desaparición de la frontera entre


delito y despliegue del poder punitivo
del Estado. Otros ejemplos
6 La historia del siglo XX ofrece una espeluznante cantidad y variedad de ejemplos
que ponen en evidencia la recurrencia de este par : perpetración de crímenes de
masas y saqueo de los bienes de las víctimas por los perpetradores. También,
permiten apreciar el rol central jugado previamente por factores religiosos y
propagandísticos en el desencadenamiento de la violencia extrema. Las violencias y

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crímenes de masas que se conoce fueron cometidas por unidades paramilitares


serbias en Bosnia entre 1991 y 1995 dieron lugar a un enriquecimiento personal de
muchos de los perpetradores de las mismas, en especial de los jefes, como lo señala la
investigación realizada en el marco de los procesos llevados a cabo en el Tribunal
Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Un caso paradigmático es el de Željko
Ražnatović, alias « Arkan », líder de la « Guardia Voluntaria Serbia », tristemente
célebres como los « Tigres de Arkan ». La unidad de Arkan –cuyo background lo
señala como líder de los ultras del Estrella Roja de Belgrado7 y delincuente europeo–
nació en una iglesia ortodoxa después de una misa y recibía regularmente asistencia
espiritual allí mismo8, como se muestra en uno de los videos filmados por alguno de
sus miembros9. Fue ésta una de las unidades más comprometidas en masacres
cometidas contra poblaciones civiles musulmanas en Croacia y en Bosnia, como la
del poblado de Bijeljina (31 de marzo de 1992), la del Hospital de Vukovar (19 de
noviembre de 1991) o algunas de las que se ejecutaron durante el sitio de Srebrenica
(julio de 1995)10. Varios miembros de su unidad, juzgados por el mencionado
tribunal, admitieron que las masacres debían entenderse como parte de una guerra
contra los enemigos de la identidad nacional y religiosa de Serbia11. Ražnatović fue
elevado a la categoría de héroe nacional en Serbia durante un tiempo12, y cuando
finalizaron los enfrentamientos en 1996, era uno de los hombres más ricos del país.
Varios de sus subordinados reconocieron que robarles a sus víctimas era un incentivo
para participar en vejaciones, masacres y crímenes de masa13.
7 En Indonesia, los perpetradores de terribles masacres contra miembros,
simpatizantes –y sospechosos de poseer alguna de ambas condiciones14– del Partai
Komunis Indonesia (Partido Comunista de Indonesia, PKI) en 1965, no sólo son
héroes nacionales y personas acaudaladas, sino que gobiernan el país y hasta se han
permitido teatralizar sus crímenes. Adi Zulkadry, implicado –según su propio
testimonio– en crímenes abominables realizados para « frenar el avance del
comunismo » en Indonesia, afirmó : « Matar es el peor crimen que puedes cometer.
La clave es encontrar la forma de no sentirte culpable. Se trata de encontrar la excusa
correcta »15. De acuerdo con estos casos, el ejercicio de la violencia extrema y el
consiguiente saqueo deben considerarse como acciones realizadas en nombre de una
causa mayor. Creer primero para destruir después, como lo muestran investigaciones
incluso sobre otros casos16.

Primero hay que creer, después odiar,


después matar y al fin andar sin
remordimiento . La elaboración previa
17

del recurso a la violencia extrema


8 El militar se prepara toda su vida para entrar en combate, así como el policía lo
hace para velar por la seguridad de los ciudadanos. Torturar, vejar o robarle la ropa o
los muebles a los enemigos o a los detenidos no son acciones intrínsecas a la guerra o
a la seguridad, más allá de que se produzcan. En el caso argentino, hay que tener en
cuenta un factor determinante : la formación profesional es, en general, muy
endeble ; en especial, en los aspectos humanísticos, área controlada desde hace
mucho tiempo por elementos extremistas (católicos y extrema derecha). En
reemplazo de una formación moral acorde a sus responsabilidades, militares y
policías argentinos recibieron un intenso y prolongado adoctrinamiento antiliberal y
anticomunista de parte de formadores pertenecientes al catolicismo más reaccionario
y a la extrema derecha18. Dicho adoctrinamiento determinó su visión del pasado, del
presente, del escenario internacional y creó una idea del Otro. Este adoctrinamiento

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se nutrió de tres matrices, estrechamente imbricadas entre sí : el catolicismo


intransigente, el pensamiento militar de la Guerra fría (doctrinas contrainsurgentes
francesa y estadounidense) y la extrema derecha (teoría del complot ; antijudaísmo ;
revaloración de la herencia colonial española)19.
9 El adoctrinamiento fue presentado como una formación moral y política ajustada a
los principios de la doctrina de la Iglesia católica y de la identidad nacional argentina.
Fue ejercido por diferentes medios formales e informales20, por intermedio de una
red de grupos e individuos21 y se benefició tanto de la magra formación intelectual de
militares y policías, como de la fuerte sensibilidad católica de los mismos. Mediante
la difusión de ideas, interpretaciones e informaciones, estos adoctrinadores
aleccionaron durante décadas a los futuros perpetradores en dos temas. Por un lado,
la existencia de un « enemigo interno », oculto en el seno de la sociedad ; por otro
lado, en la inminencia de un ataque final contra la identidad « occidental y
cristiana » del país, verificable en los conflictos sectoriales, la agitación política y/o
los desafíos a la autoridad (estatal, familiar, educativa).
10 Los adoctrinadores caracterizaron a toda disidencia y a todo malestar social como
la manifestación del accionar de la « subversión », definida muchas veces como
« satánica ». Cualquier proyecto tendiente a limitar las desigualdades sociales era
presentado por los adoctrinadores como una forma del accionar « subversivo ». Este
enemigo merecía un castigo ejemplar, por desafiar a la autoridad y al orden
establecido, al que consideraban como un « orden natural ». La supervivencia de la
Argentina como nación « occidental y cristiana » estaba en peligro dependía de la
eliminación de la « subversión ». Por ejemplo, para Carlos Sacheri y « La Ciudad
católica »22, la Argentina necesitaba un « baño de sangre » en el cual « purificarse »
de la contaminación marxista23. Este adoctrinamiento se ejerció, al menos, sobre dos
generaciones de militares, durante el período 1955–198324.
11 El adoctrinamiento fue efectivo fundamentalmente en dos aspectos. Por un lado, al
menos hasta las reformas en los planes de estudio de los institutos militares
implementadas desde 2010, las ideas, interpretaciones y mensajes vehiculizados por
los adoctrinadores fueron la única formación humanística que recibieron. Por otro
lado, generaron una firme convicción en los perpetradores en relación a que los
crímenes aberrantes que cometieron durante la represión clandestina fueron actos
beneficiosos para defender a la Argentina de sus enemigos. Ante un peligro como la
« subversión », no hay límites para combatirla.
12 Siguiendo las investigaciones de Albert Bandura25 y de Jacques Sémelin,
entendemos que la comisión de estos actos es, ante todo, el resultado de un proceso
mental, que convence al militar o al policía de que puede transgredir todos los límites
morales, legales, físicos y culturales en el respeto de la dignidad humana y en la
gestión de los prisioneros en pos de alcanzar un objetivo considerado superior.
Bandura señaló que los frenos, auto–regulaciones y auto–sanciones que los
individuos poseen con relación a la comisión de actos atroces, pueden ser anuladas
por el procedimiento de convertir actos aberrantes en actos moralmente buenos.
Bandura definió este procedimiento como la « desvinculación moral » (moral
disengagement) del perpetrador en relación a las sanciones que pesan sobre el
recurso a la violencia extrema por militares y policías. Esta desvinculación se alcanza
a partir de la puesta en marcha de diferentes mecanismos en el individuo
adoctrinado, como el desplazamiento de la responsabilidad personal hacia un grupo,
la falsificación o negación de los efectos nocivos del recurso a la violencia extrema, la
deshumanización y culpabilización de las víctimas de la misma.
13 Este distanciamiento moral se concretó en el marco de un imaginario de la
destrucción creado por los adoctrinadores, donde una alteridad negativa –la
subversión– debía ser destruida en pos del bienestar de la Argentina y de la
preservación de su identidad católica. Este imaginario compartido preparó
mentalmente a los futuros perpetradores para el pasaje al acto de la violencia

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extrema : la masacre es primero imaginada y elaborada mentalmente antes de ser


cometida, como lo mostró Jacques Sémelin al analizar los genocidios clásicos26.

« Un acto supremo ». Torturar en


nombre de la defensa de Dios y de la
Patria, según los perpetradores
argentinos
14 En sus narrativas, los perpetradores argentinos recurrieron generalmente a la
reivindicación política de sus actos, a la negación rotunda de lo actuado o a la
inversión de la responsabilidad, culpabilizando a sus víctimas. Podría decirse que
estas fuentes poco pueden aportar a un mayor conocimiento de este pasado
traumático de la Argentina. Pero la comparecencia de muchos perpetradores en
procesos judiciales le abrió al investigador una interesante posibilidad : en el intento
por limitar la pena o ser encarcelado, el perpetrador aporta en su declaración algunas
informaciones valiosas. Compulsar este tipo de fuentes es poco agradable, pero
pueden hallarse allí datos sobre la organización y el funcionamiento interno de las
UEM, que además echan luz sobre el proceso de pasaje al acto de la violencia extrema
y su posterior reelaboración memorial. En estos testimonios aparecen fuertes
indicios del peso que tuvo el adoctrinamiento recibido como facilitador del recurso a
la violencia extrema para el perpetrador. Este peso puede medirse a partir de un
elemento presente en la mayoría de los testimonios compulsados : los perpetradores
dicen haber actuado convencidos del beneficio que las masacres aportarían a la
Argentina. Por razones de espacio, sólo podremos mostrar aquí algunos de los
ejemplos que hemos trabajado hasta ahora27.
15 De acuerdo con uno de los integrantes de la UEM que funcionó en la Escuela de
Mecánica de la Armada argentina (ESMA), el recurso a la violencia extrema contra
detenidos indefensos y generalmente muy maltratados, era acto que no merecía
cuestionamiento

En ese momento estábamos totalmente convencidos de lo que hacíamos. En la


forma en que estábamos mentalizados, con la situación que se vivía en el país,
sería una mentira total si le dijese que no lo haría de nuevo en las mismas
condiciones. Sería un hipócrita. Cuando yo hice todo lo que hice estaba
convencido de que eran subversivos. […] Estábamos tan convencidos que nadie
cuestionaba, no había opción, como dijo Rolón28 en el Senado. Era algo que
había que hacerlo. No sé lo que vivirán los verdugos cuando tienen que matar,
bajar las cuchillas o en las sillas eléctricas. […] A nadie le gustaba hacerlo, no
era algo agradable. Pero se hacía y se entendía que era la mejor forma, no se
discutía. Era algo supremo que se hacía por el país. Un acto supremo.29

16 Otro perpetrador, miembro de una UEM que actuó en la órbita del Batallón de
Comunicaciones de Comando 141 del Ejército Argentino con asiento en la provincia
de Córdoba, definió a estos crímenes como « actos y hechos positivos para la
comunidad »30. Este perpetrador sostuvo que « actuó convencido y confiado en la
legitimidad de las órdenes u directivas emanadas por sus superiores »31. Esta
convicción patriótica aparece reforzada por la creencia en la exculpación basada en el
universo mental difundido en por la intransigencia católica. La certeza de que la
represión clandestina se ajustaba sin contradicciones a lo indicado por la religión
católica aparece en varios de los testimonios. En los testimonios consultados, se
señala el haber recibido apoyo espiritual de sacerdotes católicos, quienes
reconfortaron a los perpetradores sobre las implicaciones morales de sus actos32.
Según el perpetrador del Batallón de Comunicaciones de Comando 141 citado
previamente, él y sus camaradas se consideraban « cristianos » y que llevaron a cabo

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« actos sangrientos y hasta macabros »33. Las personas asesinadas eran


« subversivos » y esta designación los había condenado : no era necesario cuestionar
ni la condena ni los métodos34.

Y robar también…
17 Quizás al lector pueda parecerle banal detenerse ahora en el pillaje de los bienes
muebles e inmuebles de los « detenidos–desaparecidos ». Generalmente, en el caso
argentino, se trató de robos destinados a aprovisionar a las UEM de dinero, de
automóviles y de casas para cautiverio, pero también como forma de enriquecimiento
personal de los perpetradores. El saqueo de los bienes podía realizarse durante el
secuestro de las personas o bien en un operativo posterior. El célebre informe
« Nunca más » le dedicó varias páginas a este aspecto de la represión clandestina,
denominándolo « botín de guerra ». Entre muchos ejemplos posibles, destacamos el
testimonio de María Saleme sobre su secuestro, el de su esposo, Alberto Santiago
Bumichon y el de su hijo David

El 24 de marzo de 1976, a la 0.30 hs., penetraron por la fuerza en nuestro


domicilio de Villa Rivera Indarte, en la provincia de Córdoba a personas
uniformadas, con armas largas, quienes se identificaron como del Ejercito junto
con personas jóvenes vestidas con ropas deportivas. Nos encañonaron y
comenzaron a robar libros, objetos de arte, vinos, etc., que fueron llevados al
exterior por los hombres uniformados. No hablaban entre ellos sino que se
comunicaban mediante chasquidos de los dedos. El saqueo duró mis de dos
horas ; previamente se produjo un apagón en las calles cercanas a nuestro
domicilio. Mi esposo, que era gremialista, mi hijo David y yo fuimos
secuestrados Yo fui liberada al día siguiente, luego lo fue mi hijo, quien estuvo
detenido en el Campo « La Ribera ». Nuestra casa quedó totalmente destruida.
El cadáver de mi esposo fue hallado con siete impactos de bala en la garganta.35

18 En la causa en la cual se investigaron crímenes cometidos por la unidad especial


que funcionó en el ámbito de la Jefatura de Policía de la ciudad de Santa Fe, se
constató también este mismo modus operandi

Mientras Tur y Ricotti se encontraban privados ilegítimamente de su libertad,


fueron despojados de gran parte de sus bienes, y que se ha deslizado en la
audiencia que hubo otra condición para su liberación, que consistió en la venta
de un bien inmueble de propiedad de la familia Arabi en favor del Coronel
Rodríguez Zía, lo cual no ha quedado claro si fue una venta efectiva o simulada,
condiciones similares a las que impusieron al matrimonio García–Sánchez para
su liberación, lo que demuestra un modo de actuar sistemático de los grupos de
tareas en distintos casos, pero con la misma metodología ilegal.36

19 El trabajo con estas fuentes nos mostró que las UEM transgredieron
constantemente cualquier límite que uno pueda imaginar, operando con un alto nivel
de autonomía y con un laxo control de parte de sus superiores. En la sentencia
definitiva del histórico « Juicio a las Juntas », los magistrados dieron por probado
que « los cuadros inferiores » dispusieron de una « amplia libertad para determinar
la suerte del aprehendido ». Otro elemento que aparece en las fuentes y que refuerza
nuestra línea de análisis, es una reformulación de los liderazgos en las UEM a partir
de los resultados obtenidos en la represión clandestina. Testimonios de víctimas y de
perpetradores coinciden en señalar que UEM de la ESMA y del Batallón 601 del
Ejército Argentino tuvieron jefes de hecho, surgidos del accionar represivo
propiamente dicho y que no respondían a sus mandos naturales. Adolfo Francisco
Scilingo, miembro de la UEM que actuó en la ESMA, al reconstruir
retrospectivamente la organización y funcionamiento de la misma, describió el
mismo tipo de comando : el jefe de facto de la unidad no parecía dar cuentas a nadie
en la toma de decisiones37.

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Conclusiones
20 Tácito, refiriéndose al asesinato del Emperador Galba, escribió : « pocos se
atrevieron a la peor de las fechorías ; muchos la desearon ; todos la permitieron38 ».
Con algunos ajustes, esta frase podría resumir muy ajustadamente lo que hicieron las
Fuerzas Armadas y de seguridad argentinas durante la mal llamada « guerra contra
la subversión ». El adoctrinamiento recibido redefinió cognitivamente la moralidad
del asesinato, haciendo desaparecer todo tipo de censura o bloqueo para cometerlo.
Esto puede verificarse tanto en el caso argentino como en los otros mencionados en
este trabajo : los crímenes y delitos se cometieron caucionados por discursos
purificadores, en defensa de la Patria, de la integridad territorial o de la religión. El
adoctrinamiento dotó de una caución religiosa al accionar de los perpetradores,
convirtiéndolos en holy warriors, a quienes todo error o exceso en la lucha a muerte
contra la « subversión » les sería perdonado en el más allá. En el marco del
adoctrinamiento, el « subversivo » estaba condenado de antemano a ser destruido
por ser definido como enemigo de la esencia católica de la Nación, un atributo
inviolable y permanente. La falta que se le atribuye al « subversivo » no nace de sus
actos (protesta, violencia armada, desafío a las estructuras de autoridad), sino de la
interpretación de los adoctrinadores.
21 Una vez superados los límites morales, psicológicos, culturales y físicos para
ejercer la violencia extrema contra un ser humano indefenso, incluso al borde de la
muerte por el castigo previamente recibido, el pillaje de sus bienes pareció como la
continuidad natural. Llegaron a obligar a una detenida a, mediante un documento de
identidad falso –que ellos mismos confeccionaron–, facilitar la compra de un
inmueble39. O a utilizar a un detenido como mano de obra en la refacción de una
vivienda40. O negarse a entregar el cadáver destruido de un detenido–desaparecido
asesinado en un enfrentamiento fraguado41. Así, el saqueo de los bienes de los
« enemigos » se convirtió en una parte indisociable de las acciones represivas42.
22 En nuestra opinión, la muy amplia libertad de la que dispusieron las UEM y la
carencia de una estructura de mando firme y profesional, sumadas a la
clandestinidad de la represión y las deficiencias en la formación previa, crearon una
estructura de la oportunidad para agregar el saqueo económico a la violencia extrema
ejercida contra los « detenidos–desaparecidos ». Si el « subversivo » había sido
privado de su condición humana, no había obstáculo para enajenarle también sus
bienes muebles e inmuebles.
23 A pesar de la insistente y monocorde retórica moralizante, el PRN quedó muy lejos
de los objetivos que rimbombantemente anunció a los argentinos cuando asaltó el
gobierno el 24 de marzo de 1976. La violencia extrema con la que actuaron y todos los
crímenes y delitos que cometieron no tienen justificación ni perdón posible. En
cualquier caso, policías, hombres de las fuerzas de seguridad y militares están
obligados a no convertirse en asesinos, más allá de las órdenes recibidas o de la
palabra de un sacerdote, o la de un profesor querido y respetado.

Notes
1 « Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización
Nacional », 24 de marzo de 1976, en : Documentos básicos y bases políticas de las Fuerzas
Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional, Buenos Aires, 1980, p. 7.
2 Comúnmente denominadas « grupos de tareas » o « patotas », estas unidades estuvieron
compuestas por un número variable de civiles, militares, policías, miembros del Servicio
Penitenciario y otras fuerzas de seguridad, como la Prefectura Naval Argentina y la
Gendarmería Nacional.
3 Una quema de bibliografía « marxista » fue organizada por el Comando en Jefe del Tercer
Cuerpo de Ejército, para que no afecte « al intelecto y [a] nuestra manera de ser cristiana » y
para que no siga dañando a uno de los bienes más preciados de la sociedad argentina : la

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Iglesia católica ; La Razón, Buenos Aires, 29 de abril de 1976, p. 6.


4 El agente de policía Luis Vera, quien según él mismo prestó servicios en el centro clandestino
de detención (en adelante, CCD) que funcionó en la Delegación de Cuatrerismo de Arana de la
Policía de la provincia de Buenos Aires (calle 137, esquina 640, Estación Arana, La Plata)
declaró ante la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas (en adelante, CONADEP)
que « En muchas oportunidades también ingresaban detenidos –heridos o muertos en
enfrentamientos previos–, los que al igual que algún torturado que hubiera fallecido durante la
aplicación de los tormentos, eran enterrados en una fosa existente en los fondos de la Brigada.
En lo que atañe al enterramiento de los cuerpos de los detenidos–fallecidos, debo decir que
una vez colocados en la fosa, se les prendía fuego al mismo tiempo que se disimulaba dicha
inhumación o cremación quemándose neumáticos ; con ello se disimulaba el olor y el humo
característicos de una cremación. Puedo afirmar por haberlo visto que en la fosa podían
observarse claros indicios, evidencias de cuerpos calcinados » ; en : CONADEP, Informe
Nunca más, Buenos Aires, EUDEBA, 1991, Legajo n° 1028, 131. Años después, el Equipo
Argentino de Antropología Forense encontró en Arana una gran cantidad de restos óseos
humanos, pero con bajas probabilidades de ser identificados debido a los efectos de la
calcinación.
5 Para un ejemplo donde aparecen reunidos todos estos delitos y crímenes, véase la
declaración de Silvia Labayrú de Lennie en : Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional
Federal nº 12, Expediente 14217/03, p. 818 (En adelante, Causa ESMA).
6 Payne, Leigh A., Unsettling accounts : Neither truth nor reconciliation in confessions of
state violence. Duke University Press, capítulo 1, 2007.
7 Mills, Richard, The Politics of Football in Yugoslavia. Sport, Nationalism and the State,
I.B.Tauris, capítulos 6-7, 2018.
8 Además de realizar aportes económicos para la misma ; véase Vjekoslav, Perica, Balkan
Idols ; Religion and Nationalism in Yugoslav States, Londres, Oxford University Press, 2002,
p. 153.
9 https://www.youtube.com/watch ?v =7nBfMUbN390.
10 Bassiouni, Cherif, Commission of Experts Established to Security Council Resolution 780,
Final Report, Annex III, U.N. SCOR, U.N. Doc. S/1994/674, 1994.
11 United Nations. Commission of Experts, and M. Cherif Bassiouni (1992). Final Report of the
Commission of Experts Established Pursuant to Security Council Resolution 780, S. UN,
1995 ; Cigar, Norman, Genocide in Bosnia. The Policy of « Ethnic Cleansing », Texas A&M
University Press College Station, 1995, pp. 31-35.
12 Vivod, Maria, « In the Shadow of the Serbian Paramilitary Units : Narrative Patterns about
the Role of Paramilitary Units in Former Yugoslav Conflict », Advances in Anthropology,
vol. 3, n° 1, 2013, 23-32.
13 Tanner, Samuel, « Political opportunities and local contingencies in mass crime
participation : Personal experiences by former Serbian militiamen », Global Crime, vol. 8,
n° 2, 2007, pp. 152-171.
14 Margolin Jean-Louis, » Indonésie 1965 : un massacre oublié », Revue internationale de
politique comparée, vol. 8, nº 1, 2001, pp. 59-92 ; Gerlach, Christian, Extremely Violent
Societies : Mass Violence in the Twentieth-Century World, Cambridge University Press, 2010,
pp. 17-120.
15 Oppenheimer, Joshua, The Act of Killing, 48’20–48’33, 2012.
16 Ingrao, Christian, Croire et détruire. Les intellectuels dans la machine de guerre SS, París,
Fayard, 2010.
17 Paráfrasis de la letra del tango Naranjo en flor, escrito en 1941 por el poeta Homero
Expósito y musicalizado por su hermano Virgilio. La letra original dice : « Primero hay que
saber sufrir. Después amar, después partir. Y al fin andar sin pensamiento ».
18 García, Prudencio, El drama de la autonomía militar. Argentina bajo las Juntas Militares,
Madrid, Alianza, 1995.
19 Amaral, Samuel, Guerra revolucionaria : de Argelia a la Argentina, 1957-1962, Buenos
Aires, Academia Nacional de la Historia, Investigaciones y Ensayos 48, enero 1998 ; Périès,
Gabriel. De l’action militaire à l’action politique : impulsion, codification et application de la
doctrine de la « guerre révolutionnaire » au sein de l’armée française (1944-1960), Tesis
Doctoral. Paris 1, 1999 ; Mazzei, Daniel, « La misión militar francesa en la Escuela Superior de
Guerra y los orígenes de la Guerra Sucia, 1957-1962 », Revista de Ciencias sociales,
Universidad Nacional de Quilmes, vol. 13, 2002, pp. 105-137 ; Pontoriero, Esteban Damián,
« La seguridad interna como campo de batalla de la « guerra revolucionaria » :
contrainsurgencia y defensa nacional en los ámbitos político y militar en Argentina
(1963-1970) », Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana « Dr. Emilio
Ravignani », n° 48, 2017, pp. 84-120 ; Ranalletti, Mario, « Réexaminer la question de

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Violencia extrema y delito en el marco de la campaña de represión cla... https://journals.openedition.org/amnis/3499

l’implantation de la « doctrine de la guerre révolutionnaire » en Argentine »,


Histoire@Politique, Revue électronique du Centre d’histoire de Sciences Po, nº 34, marzo
2018, https://www.histoire-politique.fr/index.php ?numero =34&rub =dossier&item =319.
20 Cursos regulares en institutos de formación, conferencias, publicaciones, presentaciones de
libros y otras actividades culturales, sermones religiosos, retiros espirituales y charlas
privadas.
21 Como el sacerdote Julio Meinvielle, el profesor de filosofía Giordano Bruno Genta, el
profesor Albert Falcionelli, el Dr. Carlos Sacheri y su grupo « La Ciudad católica » y la revista
Verbo, los sacerdotes de la Congregación de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey o las
actividades y emprendimientos de la librería « Huemul » de la ciudad de Buenos Aires. Sobre
este asunto, pueden consultarse : Giorgi, Guido, « Redes Católicas y Estado en la « Revolución
Argentina » », Ciencias Sociales y Religión/Ciências Sociais e Religião, vol. 12, nº 12, octubre
2010, pp. 53-78 ; Giorgi, Guido, Mallimaci, Fortunato, « Catolicismos, nacionalismos y
comunitarismos en política social. Redes católicas en la creación del Ministerio de Bienestar
Social de Argentina (1966-1970) », Cultura y Religión, Buenos Aires, vol. VI, nº 1, junio 2012,
pp. 113-144 ; Ranalletti, Mario, « Contrainsurgencia, catolicismo intransigente y extremismo
de derecha en la formación militar argentina. Influencias francesas en los orígenes del
terrorismo de Estado (1955-1976) », en : FEIERSTEIN, Daniel (ed.), Violencia política y
genocidio en América latina. Buenos Aires, Prometeo libros, 2009, pp. 253-284.
22 Grupo laico de fuerte presencia en el ámbito del Ejército argentino.
23 Intervención de Carlos Sacheri en la « Jornada de estudios sobre el marxismo » que
organizaron conjuntamente el « Círculo de Acción Universitaria » y la « Agrupación Misión »
en la Universidad Católica Argentina, el 9 de junio de 1973. Circuló como separata y en forma
póstuma –Carlos Sacheri fue asesinado el 22 de diciembre de 1974– fue publicado en la revista
Verbo : Sacheri, Carlos Alberto, « El universitario frente a la ideología marxista ». Verbo, nº
243, 1984, pp. 26-28. véase Hernández, Héctor, Sacheri. Predicar y morir por la Argentina,
Buenos Aires, Editorial Vórtice, 2007, pp. 50-52.
24 Ranalletti, Mario, Du Mékong au Río de la Plata. La doctrine de la guerre révolutionnaire,
« La Cité catholique » et leurs influences en Argentine, 1954-1976, Paris, Fondation Nationale
de Sciences Politiques, Institut d’études politiques de Paris, Tesis Doctoral dirigida por
Maurice Vaïsse, 3 tomos, 2006.
25 En particular : Bandura, Albert, « Moral disengagement in the perpetration of
inhumanities ». Personality and Social Psychology Review, 3(3), 1999, pp. 193-209.
26 Sémelin, Jacques, « Introduction : Violences extrêmes : peut-on comprendre ? », Revue
Internationale des sciences sociales, UNESCO, nº 174, 2002, pp. 479-480 ; Sémelin, Jacques,
Purifier et détruire. Usages politiques des massacres et génocides. París, Éditions du Seuil,
capítulo 1, 2005.
27 Son resultados obtenidos en el marco del Proyecto de investigación « Pensar la represión
durante el Proceso. Orígenes, dinámicas y consecuencias », Universidad Nacional de Tres de
Febrero, 2016-2018.
28 Se refiere a Juan Carlos Rolón, ex marino e integrante de la misma unidad.
29 Testimonio de Adolfo Scilingo en : Verbitsky, Horacio, El vuelo, Buenos Aires, Editorial
Planeta, 1995, pp. 15-16.
30 Ibid, p. 25.
31 Estado Mayor General del Ejército, Dirección General de Bienestar, Expediente
n° 4Q04 0095/3, 14 de mayo de 2004, p. 27.
32 Verbitsky, Horacio, El vuelo, Buenos Aires, Editorial Planeta, 1995, p. 19.
33 Ibid, p. 28.
34 Ibid, p. 24.
35 Marchak, Patricia, God’s Assassins. State Terrorism in Argentina in the 1970s, Montréal,
McGill-Queen’s University Press, 1999, pp. 156-157.
36 Causa « BARCOS, Horacio Américo S/ Inf. art. 144 bis inc. 1°, 142 inc. 1°, 144 ter. 2do.
Párrafo y 55 del C.P. » -Expte. N° 43/08-, Sentencia, 10 de abril de 2010, pp. 16-17.
37 Scilingo, Adolfo Francisco, ¡Por siempre, nunca más !, Buenos Aires, Librería del Plata, sin
fecha, pp. 44-46.
38 Cornelli Taciti, Historiarum, México, UNAM, 1995, Libro I, Parágrafo XVIII, p. 16.
39 Sentencia ESMA, p. 820.
40 Sentencia ESMA, p. 849.
41 Caso Salgado, en Sentencia ESMA, pp. 863-864.
42 Sentencia ESMA, p. 1102.

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Pour citer cet article


Référence électronique
Mario Ranalletti, « Violencia extrema y delito en el marco de la campaña de represión
clandestina en Argentina (1976–1983) », Amnis [En ligne], 17 | 2018, mis en ligne le 15 juillet
2018, consulté le 18 septembre 2018. URL : http://journals.openedition.org/amnis/3499

Auteur
Mario Ranalletti
Instituto de estudios históricos, Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentina,
mranalletti@untref.edu.ar

Droits d’auteur

Amnis est mis à disposition selon les termes de la licence Creative Commons Attribution - Pas
d'Utilisation Commerciale - Pas de Modification 4.0 International.

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