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Supervisión y agrupamiento de
cooperativas de ahorro y crédito
y de instituciones de
microfinanzas
Cuaderno 15
ISBN 2-921777-24-X
F : disponible en Francés
I : disponible en Inglés
E : disponible in Español
LISTA DE PUBLICACIONES
CAHIER 11 Étude de cas: La mise en place de caisses-mères dans le
cadre du projet d’appui aux finances rurales de
Madagascar F (Mayo 1997 )
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I : disponible en Inglés
E : disponible in Español
F : disponible en Francés
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN....................................................................................... 1
-I -
ÍNDICE (Continuación)
- II -
ÍNDICE (Continuación)
- III -
ORGANIZARSE PARA EL ÉXITO: SUPERVISIÓN Y AGRUPAMIENTO DE COOPERATIVAS DE AHORRO
Y CRÉDITO Y DE INSTITUCIONES DE MICROFINANZAS PÁGINA 1
INTRODUCCIÓN
Paralelamente al aumento de popularidad y envergadura de las organizaciones de
microfinanzas, la integridad de sus operaciones y la sana dirección se convierten
en preocupaciones de primera importancia de los participantes y actores de este
sector.
Esta obra interesará tanto a los gerentes de las instituciones de microfinanzas como
a las autoridades legales y de reglamentación bancaria y agencias de ejecución y
proveedores de fondos.
CAPÍTULO 1
1
El Sr. Blanco es un empleado de DID. Él es director del Programa de asistencia técnica al
Microfinanciamiento rural en la región Huasteca, Mexico.
• La buena operación de la red exige que se defina, para cada uno de sus
componentes, un conjunto de funciones que se ofrecen localmente y otras,
ofrecidas por el o los nodos centrales.
• Toda red opera alrededor de uno o varios nodos centrales que gozan de cierto
2
nivel de poder y control otorgado por las estructuras de base , y que es
necesario para el cumplimiento de sus funciones asignadas.
• Las interdependencias en la red son definidas por medio de relaciones entre las
partes, más o menos estrechas según el caso, y que se manifiestan por reglas
operativas, repartición de costos, flujos de recursos financieros, humanos y
tecnológicos.
Una red es un sistema en el cual las unidades que lo componen están relacionadas
por interdependencias permanentes, y que se caracterizan por el cumplimiento de
las siguientes condiciones:
2
Existe en Latinoamérica cierta confusión entre Unión y Federación. Es importante aclarar que
el concepto mismo de Federación supone la unificación de un conjunto de entidades bajo una
autoridad común, mientras que una Unión refiere a un conjunto dinámico de elementos
autónomos, sin la misma fuerza ni unidad que la anterior. En ambos casos, los miembros
constituyentes mantienen su existe ncia independiente, pero lo que cambia es la naturaleza de
las interdependencias. Además, en general una unión lo es de cooperativas de distintos sectores,
mientras que la federación es, por lo general, sectorial (agraria, financiera, de transportes, etc.) .
• Estas relaciones están basadas en los objetivos comunes que las unidades se
han dado e implican un grado de interdependencia voluntariamente aceptado.
En algunas circunstancias, puede existir una forma de obligación de
pertenencia a la red, pero el buen funcionamiento exige que las partes
convivan funcionalmente.
3
Esta enumeración se inspira en el libro de Poulin, Montreuil y Gauvin. L’entreprise réseau.
Publirelais, Montréal, 1994.
• Estructura operativa más ligera en las unidades de base, al ser asumidas por
componentes especializados.
Para los efectos de este análisis, nos interesa específicamente el modelo de la red
de cooperativas
Acceso a nuevas
tecnologías financieras, un caso poco
Econom ías Econom ías de estudiado por la literatura.
de escala tiem po
De manera general,
Acceso a Reducción de los podemos afirmar que pocos
expertos de alto
nivel R ED ES
riesgos asociados
ejemplos existentes de red
EM PR ESA R IA LES de cooperativas financieras
Acceso a Estructura operativa respetan y aprovechan las
nuevos m ercados m ás ligera ventajas que hemos
enumerado anteriormente.
Mayor Econom ías de
flexibilidad com plejidad
Diversificación
de fuentes de
financiam iento
En general, encontramos
10 ventajas de la operación en red modelos incompletos o
híbridos que reflejan
adaptaciones propias de la realidad de cada país. En la siguiente sección,
comparamos detalles estructurales y medidas de desempeño de un grupo de
sistemas de cooperativas financieras organizados alrededor del concepto de red
con otros que no lo son.
En una red, la Federación o nodo central realiza distintos tipos de arbitraje, tanto
internos como externos. Estos arbitrajes entre la red y su entorno adoptan en
general la forma de relaciones y acciones de carácter político, como la
representación ante el Estado, la gestión y modificación de un marco legal
adecuado, la harmonización entre los objetivos de la red y las prioridades de
desarrollo del país, el acceso a los mercados financieros formales, etc.
Tabla 1
Nota: Cuando la red cuenta sólo con dos niveles, el segundo absorbe las funciones del tercero.
Sin embargo, la función más importante a largo plazo, y que toma un papel cada
vez más determinante a medida que la red se desarrolla, es la que está
relacionada con el desarrollo y profundización de la actividad comercial y los
negocios comunes. En efecto, a medida que la red crece y que la base asociativa
se extiende, la necesidad de nuevos y más sofisticados servicios financieros para
los miembros se convierte en una presión importante para las cooperativas de base,
que no siempre tienen el tamaño ni los recursos para responder a la demanda. Este
hecho toma relevancia adicional en el ambiente competitivo típico de los
mercados financieros modernos.
Siempre es muy conveniente que esta distinción entre los niveles se establezca
con precisión. En general, cuando los organismos de segundo y tercer grado
invaden las funciones de las unidades de base, u ocurre lo contrario, surgen
problemas serios y tensiones que pueden, incluso, terminar con la red. La
tentación es grande, para unos y otros, y por ello las reglas de funcionamiento
deben ser claras y la disciplina aceptada y respetada por todos. El análisis de casos
concretos, más adelante, permitirá aclarar estas ideas.
Tabla 2
MER 4 MER 5
Nodo y CACs Formas no
Bien tradicionales
integrados
4
1.3.1 MER 01 - Cooperativas fuertes, Nodo subsidiario
El primer modelo tiene como eje central las cooperativas de ahorro y crédito, que
se dotan de una estructura complementaria de segundo o tercer nivel con el objeto
de ofrecerse ciertos servicios que éstas no pueden o desean darse por sí mismas.
En un modelo como éste, el poder de decisión estratégico reside en las
cooperativas y el organismo de integra ción está sometido formal y efectivamente a
éstas.
La buena marcha de este tipo de estructura exige que las cooperativas adquieran
un buen nivel de maduración y ofrezcan una guía adecuada a su ente subsidiario.
La federación, por su parte desempeña, desde un segundo plano, el papel de
colaborador y acompañante.
Este modelo tiene la ventaja de asegurar raíces fuertes y un mejor control desde las
bases. Su riesgo es que la diversidad de intereses y expectativas, y a menudo las
disparidades de tamaño y recursos entre las cooperativas, pueda generar tensiones
muy importantes cuando el sector adquiere cierta talla.
Sea por decisión expresa de las cooperativas, o por razones de evolución histórica,
el nodo central puede asumir un papel cada vez más predominante, siendo el caso
extremo la fusión en una sola entidad, en la cual las antiguas cooperativas son
simplemente puntos de servicio sin personería jurídica propia.
Todo ello obliga a constituir entidades cada vez más fuertes y, en ocasiones, a
ceder una parte cada vez mayor de autonomía de las bases hacia la cúpula. Si
bien ésta no es una tendencia fatal, hay que reconocer que es inevitable a menos
que las cooperativas de base adquieran un tamaño considerable y que el sector
mismo se plantee como un objetivo estratégico el fortalecimiento y permanencia
de las unidades locales.
4
El concepto de subsidiaridad refiere a aquellas acciones o servicios que vienen a reforzar, sin
duplicar, una actividad principa l. El concepto expresa dos ideas importantes: las cooperativas
de base son el elemento más importante en la red, y las actividades del nodo central no deben
competir ni duplicar lo que hacen las cooperativas. Los sistemas federados de gobierno
normalmente se basan en este principio.
Cuando la unidad estratégica del grupo es débil, es común que existan grandes
disparidades o crisis internas que dividen a las cooperativas de base. Es normal
encontrar modelos en los que todos los componentes, locales y centrales,
conservan un alto nivel de autonomía y coexisten entre sí, incluso compitiendo.
En efecto, se trata de sistemas en los cuales los distintos componentes del sistema
logran un desarrollo importante: las cooperativas mantienen una participación
activa en el nodo central, gozan de gran autonomía y realizan acciones
competitivas por su propia cuenta, que a menudo son contrarias a la orientación
común, por ejemplo mediante acuerdos comerciales con entidades competidoras
fuera del sistema.
Este modelo es, en realidad, disperso y de red no tiene nada o casi nada. Lo
presentamos como contraste y porque en muchas ocasiones éste es el resultado
final de un proceso de desarrollo. En la mayoría de los países de Latinoamérica, se
aplica este modelo.
La operación de una red como un sistema supone que sea posible planificar las
áreas de actividad de cada elemento constituyente, tanto en la base como en el
segundo y tercer nivel. Significa, además, que existen mecanismos para compartir
los costos operativos y los beneficios, compartir las inversiones y así operar de
forma óptima.
Tabla 3
Modelo Ejemplos
MER 01. COOPERATIVAS FUERTES, - Facach, Honduras
NODO SUBSIDIARIO - Fenacrep, Perú
- Fedpa, Panamá
- Bolivia
- Cajas Municipales, Perú
MER 02. NODO FUERTE, - Uconal, Colombia (hasta 1997)
COOPERATIVAS COMO - Fedecrédito, Costa Rica 1990-1993
DISTRIBUIDORES - Crédit Agricole, Francia
MER 03. COOPERATIVAS Y NODO - Bolivia
DESARROLLADOS Y - Fedecaces, El Salvador
RELATIVAMENTE AUTÓNOMOS - México 1992-2001
MER 04. REDES INTEGRADAS DE - Movimiento Desjardins
SERVICIOS FINANCIEROS - Cajas Populares Mexicanas antes de 1991
- Crédit Mutuel, Francia
- Federed, Costa Rica 1995-1997
MER 05. FORMAS NO - Bancos cooperativos (Argentina, Colombia,
TRADICIONALES Costa Rica, Brasil)
- SISNIC, Perú
Los problemas de tamaño relativo son fundamentales en diseño de redes, pues ellos
son la fuente de tensiones internas y de conflictos de poder. Los primeros tipos de
problemas surgen cuando se presentan fuertes diferencias de tamaño y orientación
estratégica entre las cooperativas de base, lo cual no sólo aumenta el riesgo de
competencia entre ellas, sino que puede llegar a crear fuertes desequilibrios de
6
poder.
5
La presencia de un ambiente competitivo no debe interpretarse como un elemento que,
necesariamente, conduce a la jerarquización. Existen redes de cooperativas financieras en
las cuales, aunque se operen bajo condiciones altamente competitivas, las unidades de base
han conservado un alto nivel de autonomía sin aparentemente perder las ventajas
competitivas. Dos ejemplos son los sistemas Desjardins y Raiffeisen. En algunas economías
con más de una red, éstas pueden haber elegido caminos alternativos, una hacia una alta
jerarquización y la otra, conservando la autonomía local, sin efecto aparente sobre la posición
competitiva de la red. Éste es el caso de Francia, donde Crédit Agricole ha elegido el camino
de la jerarquización mientras que Crédit Mutuel ha conservado su estructura descentralizada.
Valga decir que el éxito relativo de Crédit Agricole en términos de tamaño, fue alcanzado
antes de lanzarse al proceso de jerarquización.
6
Hemos expresado la misma preocupación con respecto al tamaño relativo de las unidades de
base al discutir de los sistemas de “supervisión auxiliar” donde se presentan dificultades del
Por ejemplo, cuando existen una o varias cooperativas muy grandes, que en
ocasiones equivalen al 40-45% del total de activos de la red, éstas se sienten en
posición de desventaja ante sistemas de voto basados en la filosofía cooperativa
clásica (un socio, un voto). En estos casos, las entidades grandes podrán intentar
ejercer presión sobre el sistema para favorecer su punto de vista, aunque éste
pueda ir en contra de los intereses del conjunto. Pero también puede ocurrir que el
nodo central llegue a adquirir un tamaño que exceda la suma de sus organismos de
base, otorgándole una autosuficiencia peligrosa para el equilibrio interno de la red.
Este peligro es particularmente grave cuando al mismo tiempo no se respetan los
principios de subsidiaridad y descentralización. Fue precisamente el caso de
UCONAL en Colombia, donde la Federación se lanzó a competir contra sus
propias cooperativas federadas, asumiendo la forma de Banco y aceptando
directamente como socios a personas naturales.
Sin duda, uno de los aspectos claves para la estabilidad y solidez de la red reside
en el grado de complementariedad entre sus componentes. En efecto, en un
sistema bien equilibrado, cada componente cumpliría una función que le es
propia, permitiéndole optimizar el uso de los recursos y evitar la competencia y los
conflictos con el resto de la red.
Esta clase de problemas es mucho más común de lo que la teoría podría hacer
creer. En realidad, existe una tende ncia permanente a la entropía, que puede
explicar los conflictos y tensiones continuas que vive toda red. Se puede afirmar
que cuanto mayor sea la autonomía relativa de las unidades, mayor es el riesgo de
competencia entre ellas. Estas prácticas, sin emba rgo, se alejan de los principios
de funcionamiento en red, donde se enfatizan la complementariedad y la
coordinación que generan el máximo beneficio para el conjunto mientras se
conservan los privilegios e independencia de las partes.
mismo orden. Es decir que las grandes cooperativas, por su importancia relativa y recursos,
pueden incidir en la objetividad y transparencia de los procesos de supervisión.
Sin que puedan hacerse afirmaciones definitivas, la experiencia, dentro y fuera del
cooperativismo con estructuras en red, sugiere que la presencia de una fuerte
unidad estratégica, que podemos llamar «cultura de la red», favorece el éxito del
sistema, mientras que su ausencia acaba minando el desarrollo del sistema en su
conjunto así como la participación de los distintos actores.
Esto significa que debe existir un sistema por el cual las organizaciones de base
capitalizan en primer lugar a su organismo de integración y lo sostienen a medida
que crece y realiza inversiones estratégicas para el desarrollo de los servicios
ofrecidos por la red. Cuando el organismo central crea empresas corporativas,
surge también el problema de alimentar con capital a estas unidades de negocios.
La suficiencia de capital es sin duda la base principal de toda institución
financiera y la clave para todo desarrollo futuro.
Aunque esto sea así y por razones prácticas, vale la pena no olvidar que éstos
pueden no representar genuinamente, en todas las circunstancias, los intereses de
la membresía.
Cuando las redes de CAC adquieren cierto tamaño, las autoridades financieras
desean someterlas a una supervisión similar o idéntica a la de los bancos. Esto
significa el cumplimiento de normas y procedimientos exigentes y personal
preparado y de alto nivel. La supervisión financiera implica un control adecuado
de los distintos tipos de riesgo, así como una buena capitalización.
Toda actividad dentro de una red, y en especial aquellas nuevas que suponen
inversiones en tecnología, implican la disponibilidad de recursos financieros,
técnicos y humanos. El origen de estos recursos, la forma en que las cargas están
repartidas entre los componentes de la red, y el momento y ritmo en que los
beneficios serán distribuidos, son sin duda elementos centrales de tensión
estratégica a analizar en cada decisión que adopte la red.
Esta dinámica, que parece lógica y deseable, es difícil de alcanzar. De ahí que
en la vida real surjan importantes tensiones que resultan de desequilibrios de
carácter financiero, e incluso problemas de carácter ético. Por ejemplo, la
Federación se plantea algunos dilemas tales como decidir si sus esfuerzos deben
concentrarse únicamente en sus cooperativas viables, si los nuevos negocios deben
hacerse únicamente con las cooperativas grandes, si debe subsidiar y mantener
cooperativas que han actuado con irresponsabilidad o mala administración, etc.
En realidad, cada red debe encontrar su equilibrio, pero en todos los casos, es más
sano establecer normas que permitan una solución equitativa a las disparidades
entre componentes.
La cuestión de fondo tiene que ver con el tamaño apropiado para poder competir y
ofrecer servicios de calidad a los miembros en un contexto en que la banca
comercial es cada vez más agresiva, globalizada y multifuncional.
• ¿Cómo ir integra ndo una tecnología bancaria que optimice las relaciones entre
el «front end» (ubicado siempre en las sucursales o sedes de las cooperativas de
base) y el «back office» (a menudo ubicado en centros operativos regionales o
en el propio ente federativo)?
Por supuesto, esta tensión no siempre se resuelve por la vía de una victoria de una
parte sobre la otra; la mejor solución sigue siendo una especie de ósmosis que
permite a ambas partes asimilar los fundamentos de la otra.
Este mismo tipo de desequilibrio puede surgir entre regiones, etnias, tipos de
cooperativas (vínculo abierto y vínculo cerrado), etc. Por ejemplo, citemos las
disparidades que surgen entre cooperativas urbanas y rurales cuyos portafolios de
actividades difieren en función de las respectivas clientelas, pero que en virtud de
procesos de consolidación e integración, se ven obligadas a homogeneizar sus
operaciones y criterios de decisión.
Los desarrollos de las próximas décadas deberían hacerse con una mayor
estabilidad, dado el refuerzo gradual que han venido teniendo tanto las normas de
operación como los sistemas de supervisión formal de la actividad de las
cooperativas financieras en casi todos los países.
6
Utilizamos el término federativo en vez de federado para resaltar la diferencia de fondo entre
estos dos conceptos. Mientras el segundo supone una forma de estructuración bajo ciertas
reglas (distribución de poderes, responsabilidades mutuas, etc.), el primero es simplemente una
formalidad, en el sentido de que las cooperativas integrando la federación no se sienten
obligadas a respetar las normas que ellas mismas han fijado.
• Este mismo proceso, pero con mayor intensidad, se vivió en Argentina, donde
las cooperativas pasaron, a mediados de los años 70, de más de mil a unas
pocas decenas en menos de 4 años. Ellas fueron obligadas a respetar niveles de
capital –y normas de operación superiores a sus capacidades organizacionales–
por el Gobierno militar que buscaba una forma de hacerlas desaparecer.
• En Perú, después de una fuerte crisis que casi llevó a la desaparición del sector,
a inicios de los años 90, la Federación decidió recomponer sus actividades,
centrándose en la supervisión y, de manera muy limitada, en la asistencia
técnica. Se trata de un caso especial de Federación que ejecuta la supervisión
delegada en función de un mandato de la ley de bancos a las autoridades del
sector financiero. FENACREP se aparenta más al modelo tradicional de
Federación que no realiza actividades de intermediación. No se trata por tanto
de una red, sino de una Federación que tiene por objeto principal la
supervisión.
Si bien las figuras federativas existen en Latinoamérica casi desde la aparición del
movimiento de cooperativas financieras, en los años 60, hay que reconocer que en
su mayoría, no se trata más que de una integración formal. Cada cooperativa ha
mantenido una gran autonomía política y empresarial y sólo en unos pocos países,
y por periodos de tiempo relativamente cortos, hubo figuras que se asemejaron a la
organización en red.
Sin embargo, hay que tener en cuent a que antes de los años 90, en ningún país
existió una verdadera regulación especializada ni una competencia directa con la
banca. No es sino en la última década cuando ambos fenómenos se presentan en
algunos países.
Finalmente, hay que insistir en que, si bien no hay una receta única, es evidente
que hay modelos más efectivos que otros, y, por ello, las decisiones de diseño no
son para nada inocentes. Así como hay modelos de éxito, los hay también de
fracaso.
CAPÍTULO 2
• Argumentar que en las CACs aparecen también conflictos tanto de azar moral
como de agencia, y que estos conflictos, aunque de naturaleza distinta a la que
se presenta en un banco capitalista, pueden justificar una intervención
reglamentaria fuerte pero distinta.
7
El Sr. F ischer es un cercano colaborador de DID. Él es Profesor en el Departamento de
Fina nzas y Seguros de la Facultad de Ciencias de Administración de la Universidad Laval,
8
Québec, Canadá.
Utilizaremos la expresión reglamentación en el sentido de conjunto de reglas de juego
legalmente establecidas por el Estado y que rigen el funcionamiento de las entidades objeto de
estudio. Consideramos que ésta es la traducción correcta de la expresión inglesa regulation. En
cambio, no utilizamos la expresión regulación, que entendemos más bien en su sentido
keynesiano como acciones del gobierno destinadas a provocar una respuesta específica del
conjunto de actores en la economía.
• Analizar los diversos modelos de R&S que existen a escala internacional para
identificar los modelos que puedan considerarse como «aptos» para ser
adoptados en Latinoamérica. Para apoyar nuestras propuestas, procederemos a
un análisis de las evidencias sobre el desempeño de estos modelos alternativos
de R&S.
Principios de Basilea
LOS QUE SON LOS QUE NO SON
Un conjunto de prácticas de R&S de Un conjunto coherente de normas de
entidades financieras usadas por las comportamiento de los bancos y de
autoridades bancarias de los diez las autoridades bancarias (a
países asociados al BPI y cuya excepción de la normas de capital y
homogeneización y difusión es de calificación de cartera).
promovida por esa entidad.
Esto no quiere decir que los principios de Basilea no sean un punto de partida
extremadamente útil sobre el cual cabría apoyarse. En particular, las normas de
capital mínimo, a falta de un análisis profundo del problema de capital en una
CAC, son un excelente punto de referencia. Sin embargo, como veremos más en
detalle, contra la creencia popular en el movimiento de CACs de Latinoamérica,
estas normas pecan por defecto antes que por exceso.
En esta sección, argumentaremos sobre una de las razones más importantes que
justifica una intervención por parte de las autoridades de R&S bancaria, es decir el
control del azar moral entre accionistas (un agente privado) y el depositante del
banco (público). Este argumento es válido también en el caso de las CACs,
aunque la fuente del azar moral entre acreedores y deudores netos sea distinta.
Nos referimos a azar moral para designar el conflicto de intereses entre miembros
que son deudores netos y acreedores netos con respecto a las CACs.
Bajo circunstancias específicas, pero altamente probables, los ahorradores netos (el
público ahorrador) de una CAC controlada por una fracción de miembros deudores
netos pueden estar sujetos a un nivel de azar moral semejante al de los bancos
comerciales, aunque las razones sean distintas. Tal es la seriedad de este
problema que algunos autores —así como ciertas instituciones multinacionales de
desarrollo— no consideraron a la CAC como una institución fiable en el ejercicio
de la intermediación financiera para sectores menos favorecidos de la población, a
pesar de su eminente y demostrada capacidad para movilizar el ahorro del publico
9
en estos sectores.
Sin embargo, resulta también evidente que, para que la CAC pueda realizar
satisfactoriamente la tarea de intermediación financiera, es indispensable controlar
su ejercicio de riesgo moral. El interés del público ahorrador justifica una
respuesta de reglamentación fuerte por parte del Estado, con objeto de controlar el
azar moral que puede presentarse tanto en la CAC como en el banco capitalista.
Algunas de las prácticas establecidas para su uso en el sistema bancario se podrán
trasladar más o menos directamente a la CAC. Sin embargo, otras requieren ajustes
importantes.
Una de las medidas más importantes adoptadas por las autoridades de R&S son las
normas de capital mínimo. Muy brevemente, el acuerdo de Basilea (1988)
establece que el capital de un banco debe constituir un mínimo del 8% de los
activos ponderados por el riesgo conforme a ciertas reglas. Si estos activos se
sitúan entre un 4% y un 8%, deben estar constituidos de capital previamente
definido (capital de Grada 1, del inglés Tier). El resto se puede componer de
10
deudas subordinadas o convertibles (capital de Grada 2) . Estas normas tienen
como objetivo evidente dar una seguridad mínima a los depósitos en forma de
capital de riesgo.
9
En el caso de las CACs, constituyen solamente una posibilidad, claramente controlable, mientras
que en un banco comercial, es un hecho ineludible. Nadie ha puesto en duda la contribución
de los bancos comerciales en el desarrollo económico de economías de mercado. Una R&S
adecuada ha sido la respuesta universal.
10
Diez años más tarde, en 1998, se firma un nuevo acuerdo permitiendo el uso de ”modelos
internos de gestión de riesgo para establecer el capital mínimo requerido. Ignoraremos por el
momento este nuevo acuerdo, ya que raramente las CACs hacen uso de modelos de gestión de
riesgos ele gibles para la determinación del capital mínimo consistente con el nuevo acuerdo.
11
Esta afirmación es posiblemente inoperante para entidades cooperativas que han adoptado una
forma legal muy próxima a un banco comercial privado, como el Banco Credicoop en
Argentina, entre otros.
12
Véase Taillon (1997) para una descripción de la perspectiva de Standards & Poors de
13
calificación de los bancos cooperativos y del papel del capital en este tipo de instituciones.
Un documento de particular interés en este debate es el artículo de McVeigh (1997) y las demás
contribuciones hechas en el volumen de International Co-operative Banking Association Journal
(Vol. 9, 1997).
Vemos entonces que existe una diferencia importante entre los conflictos de
agencia que se presentan en el sector bancario capitalista y las CACs. Mientras
que en el banco tradicional, el conflicto se presenta entre un agente privado y un
principal privado, en las CACs, el conflicto se sitúa entre un agente privado y un
principal, que es el público ahorrador. Si el carácter privado de la pareja agente-
principal justifica la ausencia de una respuesta reglamentaria significativa por
parte del Estado, el carácter público del principal en los costos de agencia en la
CAC justifica una respuesta reglamentaria significativa. Aunque sea de naturaleza
diferente, resulta de intensidad parecida a la que se practica para controlar los
problemas de azar moral en el sistema bancario tradicional.
14
Sin embargo, existen numerosas instancias en las que los gobiernos han considerado
conveniente prevenir, por medio de intervenciones directas, caídas importantes en los mercados
accionarios. De este modo, se previenen pérdidas por parte de inversores privados. Las
intervenciones del gobierno de Malasia y de Hong Kong en el contexto de la ”crisis asiática”
son ejemplos recientes. Aunque el resultado sea el mismo, este tipo de intervenciones puede
deberse al menos a dos razones: i) prevenir pérdidas consideradas «injustificadas» a inversores
nacionales; ii) la información contenida en una caída de precios en la bolsa es considerada
como un factor desequilibrante para los mercados financieros nacionales.
La pregunta clave es cómo debe adaptarse el modelo de R&S para CACs para
controlar efectivamente este conflicto. Abordaremos la respuesta presentando los
modelos dominantes de R&S de CACs en países desarrollados y sus niveles
comparados de desempeño. Después, analizaremos en qué medida estos sistemas
están diseñados para controlar conflictos de agencia en el seno de la CAC. De
este análisis, extraeremos la respuesta a la pregunta del marco de R&S adecuado
para controlar estos conflictos.
Si fuera cierto que no existe ninguna norma o modelo de R&S con una historia de
aplicación exitosa, el debate sobre cuál debería ser el modelo a aplicar se
convierte en un juego, ya sea de opiniones, sobre quién esgrime la teoría más
15
La importancia de este punto será más precisa con un ejemplo. En el caso de Colombia, un país
con uno de los mejores marcos de R&S bancaria en LA, los tres bancos cooperativos quebraron
en 1998. La razón de estas quiebras no fue, como es costumbre en un banco, debida a una
cartera morosa masiva, sino a un abuso de costos de agencia por parte de sus administradores
(véase Fischer y Desrochers, 1999, para más detalles). La excelente supervisión de la
Superbancaria de Colombia fue inadecuada para controlar los costos de agencia de estas
entidades, aunque suficientemente buena para forzar la intervención de la entidad antes que su
patrimonio fuese consumido. No existe ninguna razón para que la Superbancaria modifique su
estilo de supervisión para adaptarla a estas situaciones: esto no es un problema en la banca
comercial de propiedad privada. El problema reside en la total inadecuación de los bancos
cooperativos de estilo latinoamericano, como los que han aparecido en varios países y han
seguido el modelo de UCONAL, uno de los bancos caídos, además de los marcos de R&S que
16
permiten el surgimiento de este tipo de entidades cooperativas.
Tal vez sea necesario señalar que el texto citado (Christen y Rosenmberg [2000]) hace
referencia a intermediarios microfinancieros (IMF) en general y no a CACs en particular. En
este sentido, la afirmación de los autores puede ser justa. Sin embargo, en la medida en que la
CAC es, sin lugar a dudas, el IMF más importante globalmente hablando, por ejemplo en
términos de activos, ya sea entre países industrializados o en vías de desarrollo, no podemos sino
concluir que la afirmación se aplica también a éstas, y en esto diferimos.
Para llegar a este resultado, es necesario mirar más allá de las apariencias y tomar
una perspectiva realmente global. El problema reside, en parte, tanto en el
contraste que existe con el sistema bancario capitalista como en la ausencia de
normas internacionales explícitamente escritas por una agencia internacional
como el BPI, lo cual hace su reconocimiento más difícil. En efecto, al igual que
con los sistemas bancarios antes de la creación del CSB de Basilea, las
experiencias evolutivas de R&S de CACs han seguido caminos relativamente
independientes y lo han hecho hasta hoy. En consecuencia, las normas y
reglamentaciones bajo las que operan son el resultado de un proceso de
adaptación para conformarse a las situaciones subyacentes, corrigiendo su curso en
detalles menores o en saltos cualitativos importantes durante su proceso de
evolución. Este fenómeno de evoluciones independientes podría sugerir que
deberíamos encontrar tantos sistemas como economías existan.
17
La cate goría MER03 de la Tabla 3 del Capítulo 1.
Regulación
y supervisión Inspector de
Federación/
R ed C ooperativa instituciones
(R epresentación política) financieras
R ed de C ontrol
R ed C orporativa (O ficina de control y
G obierno y (Servicios financieros y de seguridad o federación de
Representación adm inistración) au ditoría)
Servicios Control
financieros R ed de
seguridad
(SdD )
CAC
18
Esta red de filiales funcionales aparece en estados evolutivos más avanzados. A niveles de
desarrollo más primitivos, la red puede contratar proveedores privados disponibles e n el
mercado para ofrecer estos servicios. Como tal, estas empresas no constituyen un elemento
esencial de un sistema federado-en-red, sino más bien un complemento útil cuando las
economías de escala de operación de la red justifican la propiedad directa de estas entidades.
La decisión de adquirir los servicios en el mercado o generarlos internamente con filiales
funcionales deberá basarse en un análisis clásico de integración vertical.
El modelo que hemos llamado atomizado/competitivo (AC) se define más bien por
exclusión que por un conjunto de características comunes. Es decir que lo
llamamos AC porque no presenta las características propias de los sistemas
organizados alrededor del modelo FR. Sin embargo, podemos igualmente
presentar algunos rasgos que caracterizan estos sistemas.
Uno de los resultados es la ausencia total o parcial de reglas de juego que limitan
la competencia entre CACs individuales. Por lo tanto, diferentes formas de
competencia entre CACs, federaciones, centrales y/o bancos cooperativos son
posibles.
19
Podemos citar, sin embargo, estructuras particulares en algunos países que se asemejan al
modelo federado-en-red en su funcionamiento interno. Tales son los casos de FECOAC
(Uruguay), Banco Credicoop (Argentina) y Caja Popular (México). No obstante, cabe recalcar
también que dichas instituciones operan por lo demás en un ambiente atomizado-competitivo
con respecto al resto del sistema. Es posible que estas instituciones hayan sobrevivido a las
crisis que las han rodeado precisamente porque, en su estructura interna, han asumido la
filosofía de los sistemas federados-en-red, beneficiándose así de los atributos de estos sistemas.
Aunque sea ventajoso a nivel de entidades individuales el adoptar estas formas, el conjunto del
movimiento de CACs es el que nos preocupa aquí y continuaremos identificándolos como
atomizado-competitivo. El sistema de CAC en LA que se asemeja más a un sistema de RISF es
probablemente el de Brasil. El nuevo marco legal Mexicano busca de crear las condiciones
para el desarrollo de un sistema de RISF.
El caso norteamericano es, sin embargo, un caso especial. Las restricciones con
respecto al vínculo (que excluye el ámbito geográfico como vínculo admisible)
han conferido al movimiento de credit unions (CU) de los Estados Unidos
características particulares. Las CU sólo podían aceptar como miembros a las
personas cuyo vínculo caía bajo la definición precisada por el objeto social de la
cooperativa. Esta restricción también limitó la competencia entre CU sobre
territorios comunes. Por esta razón el calificativo más adecuado del sistema
norteamericano es el de «atomizado» pero no competitivo. Esto ha conducido
también a que el sistema presente una estructura más ordenada de la que se
observa en la mayoría de los países de LA.
Esto implica, entre otras cosas, que el hecho de que exista una federación no
significa que se opere bajo un modelo federado-en-red de regulación y
organización institucional. En efecto, existen numerosos países en los cuales el
sector cooperativo está organizado en una «federación» y, sin embargo, operan
bajo un sistema de R&S y organización institucional atomizada-competitiva. En
estos casos, la federación actúa fundamentalmente como un organismo de
representación sindical del sector cooperativo.
Por exclusión, clasificamos los que no presentan uno o más de estos atributos como
muestras del sistema atomizado-competitivo.
Cabe notar que la muestra contiene sólo países que podemos calificar como
«desarrollados» (a excepción de Corea del Sur que cuenta con un sistema de CAC
muy bien desarrollado). Esta selección no es casual. De este modo, estudiamos
solamente sistemas que han alcanzado una cierta madurez y han eliminado la
mayoría de los problemas que pueden afectar el desarrollo de un sistema
cooperativo (marco legal, reglamentario y de supervisión, tiempo para establecer
su presencia en el mercado, etc.). Los dos grupos son:
20
La inclusión de Suiza en este grupo puede parecer sorprendente, dado que se trata de una
estructura Raiffeisen. Sin embargo, a mi mejor entender, el aspecto de supervisión y control que,
de acuerdo a nuestra definición, caracteriza a los sistemas federados-en-red no se encuentra
presente en el sistema de CACs suizo.
1
France G erm an y N eth erlan d s
Q uebec
1 1 1 1
1 1 1
0,8
0,8 0,8 0,8
0,6
0,6 6 2 0,6 0,6
6 2 6 2
6 2 0,4 0,4
0,4 0,4
0,2 0,2
0,2 0,2
0
0 0
0
5 3
5 3 5 3 5 3
4
4
4
4
0,2 0,2
0,2
0
0 0 0
5 3 5 3 5 3 5 3
4 4 4 4
Es decir que el único criterio de los mencionados que permite distinguir entre
sistemas de desempeño superior e inferior sin ambigüedad es el del marco de
gobernancia, R&S. Esto implica, por ejemplo, que el desarrollo institucional de
estos sistemas, en términos de penetración del mercado en particular, depende
directamente de la organización y marco de R&S adquirido. Dada la diversidad de
los marcos legales y constitucionales y el ambiente cultural en los que operan
estos sistemas de RISF, esto implica también que la adopción o no del modelo
depende fundam entalm ente de la voluntad de los participantes y dirigentes del
m ovim iento. Podemos extender la afirmación a que diferencias en desempeño no
pueden ser atribuidas a factores culturales (una explicación frecuentemente
aportada) sino institucionales.
No cabe duda que también existen aspectos del marco de R&S del modelo AC que
pueden ser de eminente utilidad. La National Credit Unions Association NCUA
americana cuenta con un arsenal de experiencias de valor considerable que podrá
sumarse a los principios de funcionamiento del modelo de RISF, sin por lo tanto
sustituirlos. A nuestro favor, podemos argumentar que este estudio es el primero
que conocemos que intenta basar las propuestas de sistemas de organización de
R&S de CACs en un análisis institucional y cuantitativo de sistemas existentes
antes que en especulaciones de dudosa validez por carecer de toda base
empírica... una práctica relativamente común en LA entre dirigentes, supervisores
y consultores.
Es útil presentar aquí los elementos que, en el estudio de los sistemas de RISF
existentes, hemos identificado como esenciales. Estos son elementos que hemos
encontrado presentes en todos los sistemas estudiados y cuya constancia sugiere
son esenciales para el funcionamiento del sistema.
Lejos estamos de querer afirmar que los sistemas RISF están libres de problemas y
que cada aplicación del modelo ha sido un éxito aplastante. En efecto, aun en los
países donde funciona con éxito, hay fuerzas internas del modelo que lo están
desgarrando.
CAPÍTULO 3
PRINCIPIOS DE SUPERVISIÓN AUXILIAR PARA
SISTEMAS DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y
CRÉDITO
22
Klaus P. Fischer
22
El Sr. Fischer es un cercano colaborador de DID. Él es Profesor en el Departamento de Finanzas
y Seguros de la Facultad de Ciencias de Administración de la Universidad Laval, Québec,
Canadá. Este capítulo fue escrito en colaboración con profesor Benjamín Ramírez B. de la
23
Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.
Utilizaremos la expresión CACs para designar todas las entidades de ahorro y crédito de
naturaleza cooperativa, aunque tengan nombres diferentes en sus mercados respectivos y
posean o no una licencia bancaria .
• Explota para beneficio del sistema las ventajas informacionales que poseen los
directivos y funcionarios del movimiento de CAC acerca del funcionamiento de
las entidades individuales mientras conserva la neutralidad del Estado en el
control del proceso.
Si bien estos beneficios son los que se destacan desde el punto de vista de la
calidad del proceso de R&S, los órganos de SA desempeñan un papel esencial en
la gestión de la red de negocios que constituye la estructura de federación en red,
esta red que produce y provee al conjunto de CAC servicios y productos
financieros que apoyan su función de servicio a los miembros/clientes. Desde este
punto de vista he aquí algunas de las ventajas:
• Adapta el proceso de gestión interna de cada una de las CAC y de las filiales
de servicios de la estructura en red a los requerimientos impuestos por el
supervisor principal en términos de normas prudenciales. El supervisor principal
actúa de este modo como agente delegado de los intereses de la membresía
para asegurar el manejo prudencial de todas las instituciones en la red.
• Sirve para que el supervisor principal controle costos de agencia por parte de
los administradores de los órganos centrales y de las empresas afiliadas,
actuando de este modo como agente representativo de los intereses de la
membresía propietaria.
De acuerdo al marco legal existente el sistema puede funcionar sobre una base
voluntaria –es decir las CAC tienen la opción de afiliarse al sistema– u obligatoria.
En el caso de un sistema voluntario, la facultad concedida al órgano o unidad
ejecutora para realizar las tareas de control emana de la responsabilidad que le
delegan las cooperativas de base y las autoridades estatales de R&S del sistema
financiero del país. Ambas son indispensables y deben estar presentes para que la
tarea pueda ser llevada a cabo eficazmente. Cuando se trata de un sistema
obligatorio establecido por ley y por lo tanto forzoso, la facultad emana de la
legislación pertinente y de las autoridades estatales de R&S del sistema financiero
del país. El hecho que el sistema sea voluntario u obligatorio puede ser un aspecto
crítico, dependiendo de las circunstancias. En un sistema voluntario, las
estructuras de segundo grado del movimiento deben ofrecer a las entidades de base
servicios suficientes para incentivar a las entidades a participar en la estructura en
red. La capacidad de deserción constituye un elemento de presión para que
dirigentes de las estructuras cumplan satisfactoriamente su función. La
obligatoriedad de afiliación condena a las entidades a participar
independientemente del desempeño de estos dirigentes. Inversamente, la
voluntariedad de la afiliación crea condiciones para el ejercicio de «arbitraje
regulatorio» por parte de las entidades. Discutiremos más adelante soluciones
específicas de este dilema.
• Ser aceptable para las autoridades de R&S bancarias y que éstas vean su
aplicación como una alternativa superior, ya sea a la supervisión directa de las
CACs o a una abstención tot al de la R&S de estas entidades.
24
Reconocemos que el establecimiento de un modelo de autocontrol eficaz puede ser un paso útil
hacia el establecimiento de un sistema de SA. Sin embargo, un modelo de autocontrol mal
organizado también puede cerrar las puertas para este tipo de sistema, al borrar la frágil
confianza que puedan tener las autoridades bancarias en la capacidad de vigilancia de la
estructura cooperativa.
Por lo tanto, el objetivo de este artículo tampoco es sentar las bases para
propuestas sobre cómo mejorar o articular un modelo de control interno de CACs
individuales. Ésta es una tarea separada y, en nuestra opinión, debe ser vista de
este modo. Sin duda, constituye una tarea tal vez igualmente importante y un
debate detenido sobre el tema puede ser de gran interés. Por esta razón,
analizaremos la relación que existe entre los diferentes órganos de control internos
y externos y el papel de la SA dentro de este contexto. Sin embargo, no nos
detendremos en el análisis de los mecanismos de control interno. También es
importante notar que, por razones que explicitaremos más adelante, ningún sistema
de control interno de las CACs individuales es suficiente para un control adecuado
del funcionamiento a menos que existan simultáneamente mecanismos eficaces de
control externo, ya sea por vía de un sistema de SA o supervisión directa y eficaz
por parte de las autoridades pertinentes. En efecto, es muy probable que
numerosas cooperativas, solventes e insolventes, prevean en sus estatutos
excelentes procedimientos de control interno que no se aplican, ya sea por
ignorancia, negligencia accidental o intencionada, o como resultado de una
colusión interna entre miembros de los órganos de gobierno o entre estos y los
administradores de la CAC.
25
Ésta no es una práctica exclusiva del sector CACs. Es un fenómeno común en el mundo de los
negocios que, cuando los mecanismos de mercado fallan, se construyen jerarquías cuya
complejidad depende de la naturaleza del control necesario.
26
Sin embargo cabe notar que existen numerosos casos de mecanismos de «autorregulación» de
mercados financieros en los que participan entidades de tipo capitalista. Un ejemplo
particularmente exitoso es la International Swap Dealers Association (ISDA) que hoy auto-
27
reglamenta el mercado financiero especializado más grande del mundo.
Salvo, claro está, en los casos en que las CAC financian una porción importante de sus pasivos
con deuda externa. Esta práctica es hoy generalmente reconocida como altamente arriesgada
y desaconsejable. Esta es una razón por la que normas prudenciales para CAC deben prever
limites rígidos al endeudamiento externo de las entidades supervisadas.
28
Esta es también una razón poderosa para no adoptar el modelo de las así llamadas
«cooperativas abiertas» en las que las cooperativas aceptan depósitos de no miembros. Esta
medida introduce una brecha entre los intereses de los miembros propietarios y no propietarios
que asemeja a la CAC a una institución bancaria de propiedad por acciones.
En este sentido, Pabst (2000) insiste en la importancia crucial que los órganos de
dirección de la SA estén integrados por representantes de los comités de
vigilancia (el órgano interno de control de las CACs) y no por administradores de
éstas. Este es ciertamente un argumento de indudable validez a tener en cuenta
en el diseño de los cuerpos de gobierno de la SA.
29
”Como parte de este proceso, los bancos deberán demostrar que los objetivos internos de capital
están bien fundados y los supervisores deberán establecer si estos objetivos son consistentes con
el perfil de riesgo del banco involucrado y el marco de operación de dicho banco.” (BCBS,
2000, p. 54)
Este tipo de R&S tiene, para el sistema de CACs, la gran ventaja de aumentar
fuertemente la posibilidad de introducir cambios e innovaciones en el manejo del
sistema, siempre y cuando estos cambios se conformen a los límites fijados por las
autoridades en la toma de riesgo. Las ventajas de disponer de esta libertad deben
ser evidentes para cualquiera que esté relativamente informado sobre temas de
supervisión financiera. De esta manera, la R&S del sector de CACs se estaría
acercando también al ideal de Merton (1995), que promueve la reglamentación de
las funciones más bien que de las instituciones, una tendencia que esta
encontrando favor en Latinoamérica (LA). Los diversos organismos estatales
responsables de la supervisión de las diferentes funciones financieras pueden
controlar y corregir la manera en que la SA realiza la vigilancia del cumplimiento
de las normas dentro del sistema de CACs.
• el auditor interno;
• el Comité de vigilancia;
• la SA;
• el auditor externo o revisor fiscal;
• la supervisión principal (Superintendencia, Comisión Nacional Bancaria, etc.).
30
La tabla usada por Pabst refleja más bien la estructura de control interna y externa de las CACs
alemanas.
Es importante notar que, hoy día, prácticamente todos los sistemas maduros en los
que el movimiento de CACs mismo asume un papel en la supervisión funcionan
como modelos de SA y no de «autocontrol». Esto es así aun cuando, como ya lo
hemos señalado, en la mayoría de los casos la organización del sistema comenzó
como un mecanismo de autocontrol. Vale la pena interrogarse sobre las causas de
este fenómeno de conversión sistemática de sistemas de «autocontrol» a sistemas
de SA. Si bien no podemos ofrecer una explicación verificada científicamente, los
argumentos presentados a lo largo de esta sección sugieren una respuesta:
Estos modelos de SA, que combinan la autoridad del Estado con la asunción, por el
movimiento, de una responsabilidad en la tarea de supervisión, han creado
condiciones favorables al crecimiento sostenido del sector.
Dicha ley, que dotó la función de SA de Desjardins con los instrumentos legales,
reconoce la función de SA y establece las responsabilidades de las autoridades
bancarias, de las federaciones y de la confederación (hoy fusionadas en una sola
federación) en los aspectos del control. Asimismo, hace obligatoria la adopción de
una reglamentación del crédito y confiere a las federaciones y a la Confederación
(hoy la federación única) poderes coercitivos para asegurar el ejercicio de la
supervisión. En efecto, Québec es un caso en que el supervisor principal ha
transferido a la SA algunos poderes de sanción. El marco legal quebequense no
obliga a todas las cajas a afiliarse a una federación (en la práctica, todas salvo una
están afiliadas a la única federación Desjardins). Para aquellas cajas que deciden
no federarse –y por lo tanto participar del proceso de SA—deben presentar al IGIF
seguridades adicionales de solvencia y son supervisadas directamente por este. En
la práctica estas seguridades adicionales fueron instrumentadas en la forma de
exigencias de capital patrimonial por encima del requerido de cajas afiliadas.
• capacitación;
• envío de técnicos especializados en el manejo de la situación de dificultad;
• debates formales con los dirigentes sobre las fuentes y soluciones del problema.
Para las situaciones recalcitrantes en las que las órdenes de planes correctivos no
son llevados a la práctica satisfactoriamente, la federación tiene los poderes
legales de intervenir y asumir, en representación de los miembros, la dirección de
la entidad con capacidad de convocatoria de asambleas, etc.
Existe una coordinación íntima entre el IGIF y el OSSFD. Hasta una fecha
reciente, el IGIF recibía los informes de supervisión y de acuerdo con ellos,
procedía a una evaluación final. Acuerdos firmados en 1999 han conducido a que
el IGIF tenga acceso directo y continuo a los sistemas informáticos de la
federación y de la OSSD. Así, los estados financieros de cada una de las cajas, la
federación, la caja central, filiales funcionales y los informes del OSSD descritos
anteriormente están permanentemente al alcance del IGIF. En efecto, por medio
de este acuerdo, el IGIF puede acceder al mismo nivel de información contable
que cualquier administrador de caja o miembro de la OSSD, o sea que la
transparencia es total. ¡Esto es un sueño para un supervisor!
31
Esta sección se apoya fuertemente en los trabajos de Arzbach (1999) y de Armbruster y Arzbach
(2000).
32
Esta capacidad de las autoridades bancarias disponibles en numerosas leyes que las crearon es
frecuentemente el puente jurídico que permite el establecimiento de sistemas de SA. Este
recurso jurídico también delimita el nivel de delegación de poderes que las autoridades
bancarias pueden hacer al SA. Volveremos sobre este punto más adelante. En Alemania,
además de los bancos cooperativos, las cajas de ahorro locales, de las que existen unas 560,
también se ha establecido un sistema de SA que opera bajo los mismos principios que el sistema
de SA cooperativo.
Las FAs son creadas por las cooperativas de base, aunque pueden tener asociados
no cooperativos pero que colaboren con el sector. Adoptan la form a de
asociaciones de responsabilidad limitada, tienen estatutos propios, registrados y
aprobados por las autoridades de control correspondientes, en los cuales figuran la
razón social, la sede y el territorio que está bajo su jurisdicción. Son personas
jurídicas independientes y su actuación está sujeta a reglamentaciones y
procedimientos acordes a las leyes y reglamentaciones del control del sector
financiero.
Los revisores que operan en las FAs deben figurar en el registro correspondiente de
auditores y su contratación está sometida al visto bueno de las autoridades de
control del Estado. Es decir, las autoridades tienen el derecho de veto a un auditor
si éste no reúne los requisitos exigidos o si tiene antecedentes que le impiden
asumir la función. Estas disposiciones permiten al supervisor principal un control
considerable sobre el desempeño de los auditores. También constituye, para los
mismos auditores, un elemento de presión considerable para canalizar a la
Superintendencia Bancaria toda información que pueda vislumbrar problemas
potenciales en el funcionamiento de la entidad auditada.
Los equipos de auditoría están integrados por auditores principales, por principales
y auxiliares o por auxiliares y aprendices, siempre bajo la dirección de un
principal. Los auditores principales son profesionales con formación especializada
en economía, administración de empresas o finanzas y con una larga experiencia
como auditores auxiliares. Los auditores auxiliares no necesariamente tienen un
título profesional, pero sí han presentado exámenes en las cámaras regionales
respectivas y, sólo después de una larga carrera exitosa, pueden asumir el cargo de
auditores principales. Los revisores se forman en escuelas del mismo movimiento
cooperativo; su formación obedece a un plan de estudios teórico-práctico,
intensivo y secuencial y están sometidos a rigurosas pruebas y exámenes.
Este tipo de formación se imparte con la misma intensidad para los funcionarios de
las cooperativas de nivel regional y nacional (federal) y, desde luego, son
conocidas las escuelas Raiffeisen. Es política del mismo movimiento que las
personas que aspiren a trabajar en las cooperativas y en las federaciones, y en
especial los auditores, hayan recibido formación o capacitación en sus propios
establecimientos.
Cada cooperativa afiliada debe someterse periódicamente (cada año o cada dos
años, según el tipo de actividad) a una revisoría. Normalmente, la fecha de esta
operación puede ser determinada por la cooperativa y su federación, pero si las
circunstancias lo exigen, puede hacerse en fechas inopinadas, a solicitud de las
autoridades competentes, por disposición de la misma federación o también a
petición de alguna de las instancias de la CAC misma.
• Existe una voluntad explícita de que los organismos de segundo nivel cumplan
una función más avanzada que la de mera representación gremial o política.
• Existe un reconocimiento explícito por parte de las autoridades del Estado por
el que el órgano representa un instrumento auxiliar a sus propias funciones. La
falta de este reconocimiento, por muy bien organizado que esté el movimiento,
sustrae el órgano de SA de las facultades y apoyo de la autoridad del Estado
necesarias para ejercer eficazmente la función, volviéndolo vulnerable a
presiones que puedan sesgar el proceso de supervisión.
33
Esto no implica que en las etapas iniciales de desarrollo de un sistema de supervisión auxiliar no
sea posible trabajar sobre la base de una muestra reducida de CACs. Una vez que el sistema ha
alcanzado un grado apropiado de evolución, se extiende su aplicación al resto del movimiento.
En efecto, no existe ninguna razón a priori para que este modelo, u otro, de SA no
pueda funcionar con todo su potencial en LA. Sin embargo, este modelo, como
otros, a largo plazo no funcionará sin que al mismo tiempo no se complete un
proceso de integración profundo por parte del sector. Lo que sí es importante de
tener en cuenta es que, una vez que un sistema de SA ha sido calificado de
ineficaz e inadecuado por un supervisor principal, puede resultar difícil para el
movimiento recuperar de éste el privilegio de ejercer su función. Por esta razón,
la decisión de montar una estructura de SA es extremadamente seria y no puede
tomarse a la ligera sin un análisis profundo de las condiciones existentes en el
marco legal local y el grado de integración alcanzado por el movimiento de CAC.
• Las CACs con el peor desempeño tenderán a eludir la afiliación al sistema a fin
de evitar el tener que someterse a la disciplina que implica la SA (selección
adversa).
Si las entidades no afiliadas están cubiertas por el seguro, lo cual sería un grave
error, salvo que el sistema de seguro ejerza su propia supervisión prudencial,
pueden poner el sistema en peligro con su manejo imprudente, motivados aún más
como resultado de la presencia del seguro.
Dependiendo del marco legal y constitucional del país, la aprobación de una ley
que imponga la afiliación puede ser problemática, ya que puede violar los
derechos de los individuos o instituciones explícitamente protegidos por la
constitución. Si bien el respeto de estos derechos constitucionales es esencial, en
la práctica el respeto de estos derechos no debe representar un escollo mayor. Hay
dos, y posiblemente más, soluciones que pueden ser consideradas:
Hay situaciones especiales en las que las CACs se encuentran bajo jurisdicción de
más de una ley. Éste es, por ejemplo, el caso de Alemania. Existe poco acuerdo
dentro de la legislación latinoamericana en lo que concierne a la R&S de CACs el
documento ACI-LA, La situación actual de las leyes cooperativas en AL, 1998, así
como el documento de Hubental y Gatelett, 1998). Existen algunas legislaciones
especializadas para CACs en Costa Rica, parcialmente en la nueva ley sobre la
Economía Solidaria en Colombia y en el proyecto de ley del Perú.
El hecho de que la CAC sea una entidad cooperativa que ejerce actividad
financiera, hace que en la práctica se encuentra naturalmente entre las leyes
bancarias y cooperativas. Esto explica la tendencia moderna a dirigirse hacia una
legislación especializada para este tipo de entidades. Sin embargo, la existencia
de regímenes mixtos, aun en los países con sistemas de CACs avanzados, sugiere
que éste no es un aspecto crítico para el buen funcionamiento de un modelo de SA
o para el éxito de un sistema de CACs.
3. Un régimen mixto, con supervisión compartida con una parte del sector de
cooperativas financieras/multiactivas, supervisadas por un órgano de
vigilancia de cooperativas, y otra por el órgano de vigilancia del sistema
financiero. Los criterios de separación pueden variar de un país a otro.
Este modelo, que ha sido adoptado por un número considerable de países,
cuenta con algunos adeptos entre supervisores y consultores de LA y
34
algunos organismos internacionales .
34
Éste es un modelo que consideramos particularmente pernicioso como solución a largo plazo.
Su defecto mayor es que divide el movimiento en dos grupos sujetos a normas de R&S
diferentes. Además, esta división tiende a impedir la integración cooperativa, estrategia que,
como hemos tenido la oportunidad de defender repetidas veces en esta publicación, es esencial
para un crecimiento sostenido y libre de crisis periódicas del sector de CACs.
Existen sin duda argumentos adicionales para apoyar la noción de que la R&S del
sistema de CACs debe estar sometida al control de las autoridades bancarias.
Seguramente podrán encontrarse también argumentos en favor de la proposición de
que la R&S de CACs deba estar en manos de entes de supervisión de cooperativas.
Posiblemente, lo más importante es que estos entes son más sensibles a las
particularidades de una entidad cooperativa que un supervisor bancario. Sin
embargo, en la práctica, el resultado de esta filosofía ha sido generalmente el
establecimiento de una R&S ineficaz e incapaz de controlar adecuadamente un
sistema de CACs dinámico y en rápida expansión. Las crisis de CACs que han
ocurrido con frecuencia creciente en LA en la última década son el testimonio más
contundente de este hecho.
35
Esta diferencia puede parecer importante, pero no lo es. En el caso alemán, la ley no ha
conferido a los auditores de las federaciones autoridad de sanción. Sin embargo, las
recomendaciones de un auditor, respaldadas por la autoridad de la Superintendencia, cuentan
con un peso de persuasión real y c onsiderable.
17.0 EL ÁMBITO DE LA SA
La CAC es un intermediario financiero que presenta características que la
asemejan a otros intermediarios financieros, especialmente del tipo de
instituciones de depósitos. En consecuencia, la vigilancia de CACs debe cubrir
ámbitos equivalentes a los cubiertos por una autoridad de supervisión bancaria
moderna. Es la única forma de que un sistema de SA pueda ser aceptable para las
autoridades responsables de la supervisión del sistema financiero. Como lo hemos
señalado anteriormente, el reconocimiento y certificación de los procedimientos
utilizados en la SA por parte de las autoridades bancarias de control (el supervisor
principal) son críticos para su eficacia. En consecuencia, un tal sistema debe
efectuar controles en varias áreas especializadas.
Idealmente, este control debe realizarse en las cinco (o al menos las tres primeras)
36
áreas siguientes:
• auditoría/revisoría fiscal;
• supervisión prudencial y respeto de la reglamentación;
• supervisión de normas deontológicas y prácticas de negocios;
• calidad de gestión;
• control de riesgo del sistema.
Sin embargo, es concebible que la función de auditoría esté separada de las otras
funciones de supervisión, asemejándose así a modelos de supervisión aplicados a
otras entidades participantes en el sistema financiero. En este caso, la función de
auditoría sería asumida por auditores independientes, de acuerdo con las leyes y
reglamentos de comercio aplicables a otras entidades corporativas. El órgano de
SA puede entonces concentrarse en los otros cuatro aspectos de la supervisión.
Describiremos brevemente cada una de estas áreas.
36
Auditores (o revisores fiscales) tradicionales del cooperativismo latinoamericano argumentan
con frecuencia que son perfectamente capaces y que en efecto, realizan la supervisión a todos
estos niveles. Ésta es una falacia por diversas raz ones. Primero, estos auditores raramente
cuentan con la preparación técnica para ejecutar una supervisión prudencial eficaz. Segundo,
carecen de la visión del sistema necesaria para poder inferir la evolución de riesgo del sistema
en su conjunto. Por último, si fuera cierto que realizan la supervisión prudencial
adecuadamente, ¿cómo se explica entonces que en prácticamente todos los países del mundo,
existe un órgano de supervisión prudencial y de riesgo del sistema para los sistemas bancarios si
éstos están, como las CACs, sujetos a la auditoría?
En fin, bajo este rubro también se incluyen controles sobre el cumplimiento de las
normas deontológicas establecidas por la CAC incluyendo entre otros para los
miembros de los consejos de administración y los administradores mismos (limites
en préstamos, créditos relacionados, etc.).
• Es posible que las entidades más grandes tengan el poder económico para
emplear personal técnico de alta capacidad. Este personal puede utilizar bien
su sofísticación técnica para disimular información esencial para el supervisor.
Es importante que el nivel de competencia técnica de los supervisiores sea
superior, o al menos igual, al nivel de preparación de los ejecutivos de las
entidades supervisadas.
• La experiencia de las crisis de CACs en LA nos enseña que las entidades más
propensas a incurrir en abusos de costos de agencia y a quebrar son,
precisamente, las entidades más grandes de los sistemas de CACs respectivos.
37
En el caso de Québec, en la oficina del IGIF, un equipo de menos de 10 personas se encarga de
supervisar el sistema de supervisión auxiliar que, a su vez, supervisa (ahora menos que 800)
entidades de base, más un número considerable de entidades de segundo nivel y subsidiarias
funcionales, con activos superando a los de los sistemas financieros totales de la gran mayoría
de los países latinoamericanos, con un récord impecable de seguridad a través de varias
décadas. Sería inconcebible que un equipo tan pequeño pudiera realizar una supervisión
prudencial directa de un sistema de esta envergadura, aun si este fuera un sólo banco
comercial.
Por estas razones, si existen una o más CACs de una envergadura tal que se
sospecha un desequilibrio eventual de fuerzas, deberá darse a la situación una
consideración especial con el fin de alcanzar una solución satisfactoria. Dada su
alta capacidad financiera, son sin duda las que podrán aportar una contribución
mayor para cubrir los costos de funcionamiento del sistema. No obstante, el éxito
y la eficacia del sistema deben ser la consideración principal a tener en cuenta en
la elaboración de una solución.
Con el fin de tener una unidad conceptual, queremos puntualizar aquí sobre los
términos que se utilizan como centrales en el contexto:
• Auditoría externa: Tiene como objeto verificar que los sistemas contables que
tiene la cooperativa se desarrollen conforme a las normas y principios
generalmente aceptados y que los estados financieros reflejen la situación real
de la empresa. En este sentido, auditoría externa y revisoría fiscal significan
exactamente lo mismo, ya que ambos persiguen los mismos objetivos.
- Por otro lado, en ciertos países, Alemania por ejemplo, los auditores, en su
tarea de control, cubren ámbitos que exceden ampliamente la función
tradicional de auditoría. Así, un equipo alemán de auditores de CACs (de
una «federación de auditoría») realiza una tarea de control que abarca el
ámbito de auditoría tradicional, más los ámbitos de supervisión
especializada y ejecutada tradicionalmente por los entes de supervisión
bancaria.
• Entendemos por SA una estructura u órgano (de segundo o tercer nivel) creada
por las cooperativas financieras o CACs, a la cual se atribuye la responsabilidad
de controlar las operaciones de las cooperativas individuales en áreas que
incluyen a menudo, pero no siempre auditoría externa (revisoría fiscal),
supervisión prudencial, de prácticas deontológicas y de negocios. En el caso
de un sistema voluntario, que no preconizamos, la facultad concedida al órgano
o unidad ejecutora para realizar las tareas de control emana de la
responsabilidad que le delegan las cooperativas de base y las autoridades
estatales de R&S del sistema financiero del país. Ambas son indispensables y
deben estar presentes para que la tarea pueda ser llevada a cabo eficazmente.
Cuando se trata de un sistema obligatorio establecido por ley y por lo tanto
forzoso, que en este caso preconizamos, la facultad emana de la legislación
pertinente y de las autoridades estatales de R&S del sistema financiero del país.
Un sistema de SA, según lo anterior, comprende el establecimiento de:
ANEXOS :
. Anexo 2: El nivel de
desempeño de los sistemas
federado-en-red y atomizado-
competitivo
ANEXO I
MODELOS DE SISTEMAS DE CACs
supervisión auxiliar.
Riesgos fuertemente acentuados
Los organismos de segundo nivel de costos de agencia en
están controlados por los estructuras cooperativas de
miembros (cooperativas de segundo nivel.
primer nivel) con respecto a la
eficiencia con la que satisfacen
las necesidades de las
cooperativas de base (respeto del
principio de subsidiaridad).
ANEXO 2
1.0 DATOS
Gracias a una encuesta realizada por el Centro de Estudios Cooperativos del École
des hautes études commerciales (HEC) de la Universidad de Montreal (Coté et al.,
1998), ha sido posible obtener algunos de los datos necesarios para este estudio
comparativo. Aunque mucho queda por hacer para alcanzar conclusiones
sustentadas por una base de criterios e información más amplios, los resultados que
presentaremos a continuación son fuertemente indicativos. Para comenzar,
separamos una muestra de 16 países en dos grupos. Esta clasificación fue hecha
basándose en toda la información institucional disponible.
Nótese que la muestra contiene únicamente países que podemos calificar como
«desarrollados» o relativamente desarrollados. De este modo, estudiamos
solamente sistemas que han alcanzado una cierta madurez y han eliminado la
mayoría de los problemas que pueden afectar el desarrollo de un sistema
cooperativo (marco legal, reglamentario y de supervisión, tiempo para establecer
su presencia en el mercado, etc.). Los dos grupos son:
• Los que representan la «materia prima» o base económica sobre la cual operan
las CACs y otras entidades financieras. Bajo este rubro, que llamamos los
«insumos» (inputs), incluimos el tamaño de la población, el producto nacional
bruto per cápita y el monto de crédito genera do por el sistema financiero,
también per cápita. Suponemos que cuanto más grandes sean estos «insumos»
más grande debería ser el movimiento cooperativo financiero.
Una fuerte penetración del mercado por parte del sistema cooperativo (así como
para cualquier otra empresa) resulta de un conjunto de factores acumulados con el
21
La inclusión de Suiza en este grupo puede parecer sorprendente, dado que se trata de una
estructura Raiffeisen. Sin embargo, a nuestro mejor entender, el aspecto de supervisión auxiliar
que, de acuerdo con nuestra definición, caracteriza a los sistemas federados-en-red no se
encuentra presente en el sistema de CACs suizo.
14,000
H olanda
Francia
12,000
Alem ania
A ctivos C oop/Población
Austria
10,000
Belgica
8,000
C an (Francés) Suiza
Finland
6,000 Luxem burgo
4,000 Italia
2,000 C an (Inglés)
EEU U
C orea (S) Australia RU
Espana
0
0 5,000 10,000 15,000 20,000 25,000 30,000 35,000 40,000 45,000 50,000
C rédito D om éstico/Población
En efecto, como resultado de la solución del programa DEA, cada caso obtiene
una nota que varía entre 0 y 1.0. Una nota de 1.0 implica que el caso alcanza los
objetivos (implícitos en la forma de usar los insumos para generar productos) con
máxima eficiencia.
Una nota menor que 1.0 implica que la eficiencia del caso es menor que la que
debería alcanzar. Es decir que el sistema utiliza de modo ineficaz los insumos
para generar los productos.
Es interesante notar que estos dos países, a pesar del nivel extremadamente bajo
de penetración del mercado mostrado en la gráfica anterior, muestran un nivel de
eficiencia bueno cuando se toman en cuenta un conjunto más amplio de criterios.
Sin embargo, cabe resaltar que los modelos RISF, sin excepción, muestran un
desempeño excepcional con una nota de 1.0 en todos los casos.
Sin embargo, ¿hasta qué punto son válidos estos resultados? Veamos. Existen tres
errores posibles en las conclusiones que acabamos de hacer. El primero es que la
interpretación misma sea incorrecta, es decir que el desempeño del sector de
CACs en los países operando bajo el sistema RISF no sea superior al otro grupo en
la mayoría o en todos los criterios mencionados. Segundo, que exista un grupo de
países cuyo sector de CACs opere bajo el sistema AC cuyo desempeño de acuerdo
con los cuatro criterios no sea inferior. Éste es el caso, dependiendo del criterio
utilizado, de los Estados Unidos y Australia. El último es que existan países cuyo
sector de CACs opere bajo el sistema RISF que, hayan sido o no incluidos en la
muestra, cuyo desempeño de acuerdo con los cuatro criterios no sea superior. Con
respecto al primer error, todos los datos recogidos hasta el momento y las
evidencias circunstanciales sugieren, por el contrario, que la afirmación hecha en
este sentido es correcta.
En lo que se refiere al segundo, es poco probable que hayamos cometido este error,
ya que en los dos casos mencionados, el sistema de CACs ha alcanzado un
desarrollo extraordinario y se compara ventajosamente con la mayoría de los
sistemas de CACs, a excepción de los países que operan bajo el sistema de RISF.
ANEXO 3