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Colloques
2007
L'idée de Révolution en Amérique latine du 19e au 20e siècle. Paris, 26-27 Janvier 2007
Résumés
Français Español
La décennie des années 1960 (1959-1973), à la différence des époques qui l’ont précédée et qui la
suivront, correspond à un moment où l’attribution du terme « révolutionnaire » a fait l’objet
d’une appropriation de la part de nombreuses organisations de la gauche uruguayenne. Il ne
☝🍪
s’agit pas ici de retracer cette carte politique et idéologique dessinée par les différents courants
révolutionnaires, mais d’analyser les significations implicites – en terme de concepts et de
pratiques – qui sont conférées à cette posture révolutionnaire. Ainsi, nous nous intéresserons
Ceplus
siteparticulièrement
utilise des cookiesà la perception
et qu’ont les militants du fait « d’être révolutionnaire » ou de
« l’action révolutionnaire
vous donne le contrôle sur » ; perceptions qui ne reflètent que partiellement les doctrines
idéologiques consacrées par les documents officiels des partis ou des organisations auxquelles ils
ceux que vous souhaitez
appartiennent. A partir d’une série d’entretiens oraux, de mémoires de militants et d’une analyse
précise de activer
textes à faible intention ou charge idéologique consciente (sections sportives, policières
et festives de la presse quotidienne, invitations à des événements culturels et sociaux, textes de
solidarité concrète, etc.), nous avons cherché à approcher l’idéologie sociale du militantisme de
✓ Tout
gauche et à connaître
accepter ces militants en chair et en os, leur croyance et leurs pratiques, au-delà des
discours institutionnels de leurs organisations. Tant les doctrines formelles que les perceptions
des militants apparaissent ainsi traversées par des tensions permanentes entre d’une part, les
✗ Tout
référents refuserinternationaux et la « fièvre révolutionnaire » qui marque l’Amérique
idéologiques
Latine des concepts que issus de la révolution cubaine, et d’autre part, les perceptions historiques
propres à chaque courant en Uruguay et les dynamiques sociales dans lesquelles les militants se
Personnaliser
trouvaient immergés.
A diferencia
Politique de de épocas anteriores
confidentialité y posteriores, durante la larga década del 60 (1959-1973) el
atributo de “revolucionario” fue objeto de ensayos de apropiación por parte de muy variadas
organizaciones en la izquierda uruguaya. Más allá de trazar el mapa político e ideológico de las
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corrientes revolucionarias, pretendo analizar los significados, en cuanto a conceptos y prácticas,
implícitos en las distintas definiciones de ser revolucionario. Particularmente, me interesa la
percepción de los militantes de "ser revolucionario” o de la "acción revolucionaria", percepción
que sólo en parte reflejaban las doctrinas ideológicas consagradas en los documentos oficiales de
sus partidos y organizaciones. Entrevistas orales, memorias de militantes y un análisis detenido
de textos producidos con una relativa baja intencionalidad o carga ideológica conciente
(secciones deportivas, policiales y festivas en la prensa diaria, invitaciones a eventos culturales y
sociales, textos de solidaridad concreta, etc.), nos permiten aproximarnos a la ideología social de
la militancia de izquierda, a los militantes de carne en hueso, a sus creencias y sus prácticas, más
allá de los discursos institucionales de sus organizaciones. Tanto las doctrinas formales como las
percepciones de los militantes estaban atravesados por tensiones entre referentes ideológicos
internacionales, la “fiebre revolucionaria” desatada en América Latina tras la revolución cubana y
los conceptos que esta irradiaba, las percepciones históricas de cada corriente en el Uruguay y las
dinámicas sociales en las que los militantes estaban inmersos.
Entrées d’index
Mots clés : gauche uruguayenne, idéologie sociale, militantisme
Keywords: Uruguay 1959-1973, Izquierda uruguaya, ideología social
Palabras claves: militancia revolucionaria
Texte intégral
“No somos una secta ni un grupo escogido de conspiradores. Nacemos de la clase obrera y el
pueblo, somos, pues, hombres sencillos y alegres, amamos el pan y el vino, la alegría de vivir, las
mujeres y los niños, la paz y la mano cordial del amigo, la guitarra y los cantos, las estrellas y las
flores. No somos iracundos ni desarraigados, ni gente que pretende meter la vida en los zapatos
estrechos de la ideología, como hacían con sus pies las antiguas mujeres chinas. Marx, nuestro
maestro, recogió e hizo suya la frase de Terencio: ‘nada de lo humano me es ajeno’.”
Palabras de Rodney Arismendi en el discurso de recibimiento a Marcos Ana, poeta, 20 años
encarcelado en la España Franquista, que visitara Uruguay en 1962.
1 Los comunistas uruguayos, miembros del mayor partido de izquierda uruguaya que
se proclamaba "revolucionario", adoptaron entusiasmados la imagen dibujada por su
principal dirigente y la reprodujeron en numerosas ocasiones y formatos1. Tanto
repitieron y asimilaron esas frases que muchos años más tarde no pocos militantes y ex
–militantes las citaban, con muy ligeras variantes. En 1962, el Partido Comunista del
Uruguay (PCU) procuraba liberarse del lastre del sectarismo extremo que lo caracterizó
hasta el viraje liderado por Arismendi siete años antes. De ahí y de la necesidad de
desmentir la virulenta propaganda anti-comunista el afán por presentar a los
comunistas como hombres del pueblo y no una secta de iluminados. Hombres comunes
y corrientes, incluyendo cuestiones de sexo y género, sobre las cuales Arismendi no
debe haberse detenido a reflexionar al elaborar sus frases, al igual de quienes durante el
☝🍪
siguiente cuarto de siglo se identificaron con la imagen del comunista retrataban: el
prototipo varonil uruguayo popular, pacífico, pragmático, que entre otras cosas bonitas
Ce(el
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y el vino, las flores,etla guitarra y los cantos, la amistad y las estrellas) amaba a
vous donne le contrôle
las mujeres y a los niños. sur El comunista era imaginado como varón. No que el PCU
ceux que vous souhaitez
renunciara a reclutar compañeras y no las valorara – todo lo contrario. En cada
congreso activer
se exhortaba a redoblar esfuerzos para incorporar e integrar compañeras en el
Partido y superar el retraso en la militancia femenina. Pero, el molde del militante
comunista idealizado era varonil y la afirmación de la igualdad de género se refería a la
capacidad de realización de ese ideal por parte de las compañeras.
2 No se trata de una característica distintiva de los comunistas o de los revolucionarios
uruguayos. Algo similar ocurría con los tipos ideales de otras tendencias
revolucionarias de la época: el "hombre nuevo" guevarista tan inspirador para toda
América Latina, o el de la "Canción al hombre nuevo" del cantautor uruguayo Daniel
Viglietti ("Por brazo un fusil, por luz la mirada. Y junto a la idea, una bala
asomada."). O, la imagen idealizada del tupamaro, con el culto a las armas y la hazaña
operativa. Respondiendo a una pregunta sobre el rol de la mujer en el movimiento el
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dirigente tupamaro apodado Urbano explicaba que nada iguala tanto al hombre y a la
mujer como una pistola.2
3 Durante la larga década de los 60 (1959-1973) el atributo de "revolucionario" fue
objeto de apropiación por parte de todas las organizaciones uruguayas de izquierda.
Desde fines de los 50, tanto los militantes de la vieja izquierda uruguaya (PCU y Partido
Socialista) como los intelectuales críticos, el movimiento obrero en su conjunto y
amplios sectores estudiantiles coincidían en que la otrora "Suiza de América" (el país
reformista, de las libertades democráticas, las instituciones consolidadas y la sociedad
supuestamente hiper-integrada), se hallaba en crisis y requería cambios estructurales.
De la mano de una creciente conflictividad social la conciencia de crisis sistémica se fue
agudizando y extendiendo a lo largo de los 60.
4 Obviamente, la revolución cubana con sus ondas expansivas, puso a la revolución,
entendida como la realización de cambios estructurales a partir de la toma del poder
político, como una opción real e inmediata al orden del día de aquellos sectores. Sin
perder características propias del entramado social y cultural uruguayo y de su peculiar
historia, la política uruguaya de los 60 se aproximó y se acompasó como nunca antes en
el siglo XX a la política latinoamericana.
5 Las izquierdas que se proclamaban "revolucionarias" en el Uruguay de los 60 tenían
variadas trayectorias políticas y orígenes ideológicos y se dividían en proyectos
revolucionarios que implicaban distintos conceptos de lo que significaba "la revolución"
o "ser revolucionario". No se pueden establecer esquemas de relación directa entre las
fuentes ideológicas de cada organización, su proyecto político y los conceptos
revolucionarios que implicaban. Aún suponiendo que los partidos y organizaciones eran
homogéneos – lo cual sería erróneo – un análisis superficial de sus posiciones oficiales
nos demuestra que el proyecto de político que postulaba el Partido Comunista, el mayor
partido marxista uruguayo estaba mucho más próximo a comienzos de los 70 al del
Partido Demócrata Cristiano (volcado ostensiblemente a la izquierda) y a ciertos grupos
desprendidos del ala izquierda del battlismo histórico – que al Partido Socialista. Éste
último, que a fines de los 60 se declaraba marxista-leninista y adhería a las tesis de la
OLAS referentes a la vía armada, se encontraba más a gusto asociado con otras
organizaciones de izquierda radicalizadas, anarquistas, maoístas y nacionalistas de
izquierda en torno al periódico Época, que con sus supuestamente correligionarios
ideológicos, hermanos mayores marxistas-leninistas del PCU.3
6 Los entrecruces se hacen mucho más complejos, si introducimos el análisis de los
conceptos revolucionarios, subyacentes en las descripciones de los proyectos políticos,
en las tácticas y prácticas. Descubrimos, entonces, que quienes supuestamente
compartían los mismos proyectos estratégicos no necesariamente compartían los
mismos conceptos de la revolución, que los términos no significaban necesariamente lo
mismo y que también existían conceptualizaciones comunes entre corrientes o sectores
de diverso origen ideológico o entre quienes no compartían la misma estrategia.
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En este trabajo mi intención no es analizar las ideologías políticas o las doctrinas de
los partidos, organizaciones y corrientes, sino ofrecer un análisis referente a la ideología
Cesocial
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de los militantes revolucionarios, entendiendo ideología social como algo
vous donne le contrôle sur
distinto, si bien relacionado, con la ideología y la estrategia política. Se impone
ceux que vous souhaitez
entonces una sucinta descripción del mapa político de la izquierda uruguaya a fines de
activer
los 60.
8 El Partido Comunista del Uruguay (PCU), el más grande e influyente en la izquierda,
mayoritario en el movimiento sindical. En el centro de su estrategia: la construcción de
un Frente Democrático de Liberación Nacional, anti-imperialista y anti-oligárquico,
como alternativa al bipartidismo tradicional en la política uruguaya. La clave de la
"acumulación de fuerzas" era el desarrollo de la lucha de las masas por sus
reivindicaciones, acumulando experiencia y organización bajo la orientación del
Partido. Los comunistas priorizaban métodos de lucha generalmente pacíficos y
democráticos, no solo legales, considerando a la acción parlamentaria como
complementaria de la movilización social.4 Sin embargo, el PCU no descartaba la
posibilidad de la lucha armada en determinadas circunstancias. La crisis, la agudización
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de los conflictos y las presiones externas de los EEUU y los gobiernos militares de
Argentina y Brasil podrían desencadenar un golpe gorila cortando las posibilidades de
lucha legal y/o pacífica. Desde 1964, los comunistas venían preparando un aparato
armado como un elemento auxiliar para una huelga general contra un eventual golpe.
De acuerdo a las circunstancias y las relaciones de fuerza, ésta podría adquirir un
carácter insurreccional. Si bien se constataba y preveía la agudización de las luchas a
nivel continental y nacional, la estrategia de "acumulación de fuerzas" implicaba no
exacerbar innecasariamente los conflictos y evitar un choque frontal y prematuro con el
gobierno y sus aparatos represivos. El crecimiento del PCU no contradecía la necesidad
de ampliar las alianzas con otras fuerzas. En 1971, el PCU fue uno de los fundadores del
Frente Amplio.
9 El MLN-Tupamaros fue un movimiento armado constituido por militantes de variado
origen político e ideológico que a mediados de los 60 se definieron por la lucha armada
desarrollando tácticas de guerrilla urbana. Partiendo de concepciones de origen
anarquista acerca de la acción directa y propaganda por medio de los hechos por un
lado y, por el otro, de premisas similares al PCU acerca de la agudización de las luchas
en el Uruguay que iría cerrando los cauces de acción legal y democrática, los
Tupamaros consideraban, adaptando concepciones foquistas, que había que prepararse
y tomar la iniciativa desencadenando enfrentamientos y la reacción represiva como
formas de crear conciencia y forjar las fuerzas de la revolución. Si bien los Tupamaros
priorizaron la lucha armada y fueron creados como reacción ante la supuesta
impotencia electoral de la izquierda, en 1971 adoptaron una actitud de expectativa y de
apoyo indirecto ante el Frente Amplio, constituyendo en su seno una organización legal
de fachada.
10 La renovación del Partido Socialista (PS) en la segunda mitad de los 50 derivó en una
serie de luchas intestinas. Superando un pasado reformista y socialdemócrata, alineado
con Occidente en la guerra fría, asumió al principio una línea que combinaba marxismo
y nacionalismo. Sus intentos por constituir una alianza electoral nacional-popular que
excluyera al PCU derivaron en un revés electoral en 1962, que agudizó la crisis interna.
Los partidarios de aliarse con los comunistas nunca obtuvieron la mayoría necesaria
para imponer su orientación, creando el impasse un flujo constante de socialistas que
abandonaban y se incorporaban al PCU. Otro grupo, radicalizado, se volcó por la acción
directa y fue uno de los núcleos fundadores del MLN-Tupamaros. Dos o tres escisiones
se constituyeron en pequeños grupos de ultra-izquierda. Siguiendo al histórico
dirigente reformista Emilio Frugoni otro grupo constituyó el Movimiento Socialista. En
1968, el PS adhirió a las decisiones de la conferencia de OLAS en La Habana postulando
la lucha armada como único camino revolucionario y poco después se definió
ideológicamente como marxista-leninista. Ambas definiciones no fueron acompañadas
por una línea consecuente por lo que los socialistas perdieron a más militantes, algunos
a favor del MLN-Tupamaros y otros fueron al PCU. En 1971, el PS, muy debilitado, se
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incorporó al Frente Amplio.
11 A partir de la revolución cubana la Federación Anarquista del Uruguay (FAU) fue
Ceevolucionando
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una dirección clasista y política, lo que ocasionó la escisión de los
vous donne le contrôle sur
anarquistas más consecuentes con la línea anti-política. La FAU combinaba
ceux que vous souhaitez
concepciones de acción directa, un marcado clasismo reflejado en la participación
activer
destacada de algunos de sus militantes en el movimiento sindical y la adopción de
criterios de organización cuasi-leninistas. A fines de la década y comienzos de los 70 la
FAU operaba a través de "frentes", la ROE (Resistencia Obrera Estudiantil) que
procuraba canalizar la radicalización de jóvenes estudiantes y trabajadores en las luchas
callejeras de 1968-1969, el OPR (Organización Popular Revolucionaria), que operaba
como un brazo armado auxiliar, y sus militantes en el marco de la Tendencia Combativa
en el ámbito sindical. La FAU se opuso al Frente Amplio en 1971, persistiendo en la
abstención electoral.
12 La mencionada Tendencia Combativa, agrupaba a militantes sindicales de diversos
orígenes ideológicos que consideraban "reformista" y moderada a la orientación de los
comunistas y sus aliados en la conducción de la central sindical. Entre ellos se
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destacaban los GAU (Grupos de Acción Unificadora), creados en torno del dirigente
obrero textil ex –comunista Héctor Rodríguez y a un grupo de militantes sindicales
marxistas independientes y católicos.
13 Otros grupos de ultra-izquierda, eran mucho más pequeños, aunque contribuían en
la creación de un ambiente de ebullición revolucionaria principalmente en ámbitos
estudiantiles. Por otro lado, la consideración de estar postulando un proyecto
revolucionario era parte también del proyecto político de la democracia cristiana
uruguaya (PDC) y no precisamente en el mismo sentido de la "revolución en libertad"
de sus parientes chilenos sino en un sentido mucho más definido a la izquierda.5
14 La Revolución estaba al orden del día en los 60 y era percibida por los militantes de
izquierda, sin distinciones, como un proceso en cuyo centro estaba la toma del poder
político como culminación de intensas luchas y tras la toma del poder, la realización de
transformaciones estructurales, enfrentando al imperialismo y emprendiendo la
reconstrucción de la sociedad y el estado.
15 Si respecto a la revolución existía una imagen más o menos consensual y las diversas
estrategias se diferenciaban al discutir sobre las vías, existían diferencias no menos
importantes, por sus implicancias cotidianas, en torno al carácter revolucionario de las
prácticas. La concepción comunista al respecto se distinguía nítidamente de las
concepciones tupamaras y de las organizaciones que a fines de 1967 adhirieron a la tesis
de la OLAS. Mientras para estas una acción era revolucionaria de acuerdo al grado de
confrontación directa con el orden establecido o de acuerdo a su contribución al
proceso de escalada creciente con aquél; para los comunistas, lo determinante era "la
capacidad que ella tenga de generar experiencias prácticas de masas y al mismo
tiempo, su capacidad de levantar un programa de transformaciones que se identifique
con los intereses de las grandes mayorías nacionales"6. Los comunistas priorizaban la
experiencia propia de los trabajadores, la acción organizada y conciente de carácter
clasista:
"Si no será revolucionario!!! Si discutiendo en dos o tres asambleas en torno a un problema que
tenían en esa fábrica con un nuevo patrón que cambiaba los métodos de trabajo se había creado
un comité aislando a los 4 alcahuetes que siempre impidieron la organización de la fábrica y
afiliamos al sindicato a la mayoría de los obreros… Vieron que podían organizarse y el sindicato
los ayudaba y de repente conseguían cosas y se hacían respetar…".
17
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elevando la conciencia y la participación de los trabajadores.8
Muy probablemente casi todos los dirigentes de la izquierda uruguaya de los 60
hubieran acordado
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des cookies et un sindicato era una labor revolucionaria, aún si sus
primeras
vous donneluchas hubieran
le contrôle sur girado en torno a reivindicaciones concretas. Pero, el
ceux queyvous
lenguaje souhaitez
la actitud de muchos militantes de los grupos más radicalizados expresaba
un claro activer
desprecio hacia ese tipo de tareas9 y ridiculizaba la exaltación que la
propaganda comunista hacía de las luchas gremiales. En una entrevista 20 años
después una militante estudiantil, que antes de hacerse tupamara pasó por varios
grupos de izquierda decía del sindicalismo de los comunistas y sus aliados:10
"apoyaban huelgas que terminaban con transacciones raras para mí, diciendo que
habían sido 'un gran triunfo'." En una actitud auto-reflexiva explicaba porque se había
definido por la lucha armada: “La muerte del Che y el convencimiento de que las
injusticias que vivíamos estaban sostenidas por las armas, y que las armas eran la
única fuerza que se les ponía oponer.” Nunca le gustó la violencia, “pero sentía una
necesidad de contestar a tanta arbitrariedad, de manera que la contestación fuera
escuchada, tenida en cuenta, respetada. [….] Era una sensación de liberación
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"Entre las numerosas originalidades de esta primera revolución socialista en América, se puede
verificar el gran papel que como parte de una capa social desempeñaron los estudiantes, sino el
hecho mismo de que su jefe fuera – antes que nada – por militancia y extracción social, un típico
estudiante revolucionario de esta sacudida América nuestra. Creo que nuestro amigo Fidel Castro
no sentirá disminuir su poderosa personalidad y su condición de jefe comunista porque le
ubiquemos, por origen, en tal torrente de la revolución. Tampoco ella da lugar para que pretenda
nadie extraer una conclusión diminuitoria del papel hegemónico de la clase obrera en la
revolución nacional-liberadora. […] Entre las numerosas 'astucias de la historia' que ofrece la
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revolución cubana, quizá la más prominente sea esa elevación de Fidel Castro y de muchos de sus
compañeros de hazaña, a través de la propia obra victoriosa antiimperialista y democrática, a la
inteligencia del conjunto del movimiento, a la ideología socialista…".
21 En el PCU, ya "elevados a la inteligencia del conjunto del movimiento", tanto los
"estudiantes revolucionarios" como los militantes obreros se educaban en una cultura
política que valoraba las tareas políticas en términos de "disciplina", "conciencia",
"constancia", "responsabilidad", "hábitos" y "organización". Términos similares son
frecuentes también en relatos tupamaros o de integrantes de pequeños grupos que
luego experimentaron clandestinidad, aunque con un significado más acotado a lo
operativo, al mantenimiento del secreto, a la estructura interna de la organización y a lo
técnico-logístico. Mientras que otros militantes radicalizados destacaban lo espontáneo,
la protesta, el rompimiento de normas sociales y lo dramático por sobre los aspectos
cotidianos y "grises" de la militancia. Mientras los primeros encauzaban su rebeldía a
tareas que los obligaban a un alto ejercicio de superación y auto-dominio, para los otros
lo revolucionario era precisamente darle expresión inmediata a lo que sentían,
coreando consignas desafiantes, tirando piedras, encendiendo neumáticos, buscando el
enfrentamiento con los uniformados.
22 Quiero retornar a la que me parece la característica mas distintiva de los comunistas
uruguayos post-1955 – su persistente intento por arraigarse y acortar distancias con la
conciencia, los hábitos, las sensibilidades y la psicología de los sectores populares sobre
los que pretendía influir, entre quienes se pretendía desarrollar el Partido. Tal esfuerzo
actuaba en ambas direcciones: los comunistas lograban una mayor influencia, un
impacto significante en la conciencia de la clase trabajadora montevideana y eran a la
vez permeados por ella, sus hábitos y su ideología social. Aún un Partido disciplinado,
con una doctrina altamente elaborada, con mecanismos de inculcación de la misma (los
cursos de marxismo-leninismo, los periódicos informes en las agrupaciones, toda una
serie de ritos y ceremonias), era permeable a los medios en los que se desenvolvían sus
actividades, donde actuaban sus militantes. La influencia del medio en la ideología
social de los comunistas se expresó particularmente en aquellas esferas de las prácticas
sociales menos consideradas como "políticas", menos inmunizadas por la doctrina.
23 Al indicar que los comunistas se aproximaban a la sociedad hay que aclarar a que
sectores de la sociedad, reales e imaginados, los comunistas pretendían aproximarse y
cuales eran los valores culturales y sociales que compartían. De las entrevistas con
quienes fueron militantes de la Juventud Comunista durante los 60 se desprende que la
UJC con sus fiestas y eventos varios ofrecía un ámbito de sociabilidad juvenil dinámico,
“sano y protegido". La UJC consideraba que debía dar respuesta a las necesidades e
intereses de la juventud, a decir de uno de sus dirigentes de entonces "una de las
virtudes de la UJC fue la adopción de métodos juveniles, entendiendo que el joven se
aproxima a la política no solo por los contenidos sino también por las formas, por la
posibilidad de expresarse como joven. [….] La conducción ideológica era del Partido,
☝🍪
pero no la metodología."13 Sin embargo, más allá que los métodos no son solamente
métodos sino que dialécticamente se transforman también en contenidos, para ser
Cepracticados
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et todo un período también tienen que ser parte de la
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ideología le contrôle
social sur
de los participantes, o al menos compatibles con ella.
24 ceux que vous souhaitez
En las actividades de la UJC adolescentes provenientes de los sectores populares y
medios de activer
la sociedad montevideana encontraban un marco en el cual podían
interactuar entre ambos sexos, libres de la vigilancia familiar y de las convenciones
conservadoras de los procesos de cortejo y noviazgo. A la vez, se trataba de ámbitos
juveniles libres de los riesgos que se percibían en otros espacios de sociabilidad urbana,
especialmente nocturna, asociados con otros sectores de la población. Me refiero a dos
extremos distintos de la vida nocturna y social de la época. Las boites y discotecas de los
jóvenes “pitucos”, de clase media y alta, que imitaban corrientes y modas de la cultura
juvenil norteamericana, tal como era percibida por la T.V., el cine y la música y a veces
aprendida en viajes a los EEUU. Y ciertos boliches, prostíbulos y otros ámbitos que
estaban identificados, en el imaginario comunista, como característicos del sector social
“lumpen” o "desclasado". Éste estaba constituido por trabajadores no concientizados,
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ambos respondieron casi idénticamente:30 “Sí claro. ¡Afiliate y baila! Y así era y ese
fue uno de nuestros méritos.”
39 Una crónica de evidente tono propagandístico, aunque basado en las palabras de
personas reales representa una imagen idealizada de esa estrategia de reclutamiento:31
"Gerardo, obrero gráfico de 22 años, desocupado desde hace un año y medio, afiliado hace ya
varios años, trabaja junto a Juan, de 21, estudiante de filosofía y empleado bancario, que lleva tan
sólo un mes en la UJC (‘Me afilié porque entendí que la UJC es el lugar adecuado para mi
militancia y mi solidaridad hacia las clases desposeídas’, nos dijo). Ruben, 26 años, funcionario
administrativo, se afilió hace 4 días porque ‘simpatizante desde años con al izquierda comprendí
que ahora hay que ocupar un puesto de lucha e ingresé en la UJC de la cual varios amigos me
daban noticias’. Mirtha Esther, obrera textil de 15 floridos abriles, se afilió en una fiesta porque
‘vi una camaradería, un entusiasmo que nunca había visto’. Ella, que había tenido que dejar de
estudiar para trabajar, encontró también su puesto de lucha en la UJC. Sylvia, de 18 años, pasó
por la misma experiencia que Mirtha. Ella también tuvo que dejar los estudios para buscar
trabajo, pero no lo ha podido encontrar. ‘En la UJC – nos dijo – lucha para que todos los jóvenes
tengan las plenas oportunidades’. Como señaló alegremente Daniel, uno de los dirigentes ‘todos
los caminos conducen a la UJC’.”
40 Efectivamente, "todos los caminos". Las breves líneas dedicadas a cada uno de los
jóvenes que participaban en la refacción del local dejan rastros del carácter poli-clasista
de la UJC. Juan, estudiante de filosofía y empleado bancario, hablaba en términos de
"mi solidaridad hacia las clases desposeídas", una evidente expresión de quien no
pertenece a ellas, de quien proviene de un sector privilegiado. Es un aspecto que el
redactor de la crónica no pretendía ocultar ya que estaba interesado en incentivar la
incorporación de jóvenes similares, aunque si lo camuflaba un poco en las referencias a
sus ocupaciones: “estudiante de filosofía” y “empleado bancario”. Ambas denotaban un
nivel cultural característico de las llamadas "capas medias". Los no muchos hijos de
obreros o trabajadores manuales que llegaban a estudiar en la Universidad tendían a
elegir carreras más "prácticas", imaginables como futuras y no demasiado lejanas
fuentes de ingresos. Para ser empleado bancario no sólo había que tener cierto nivel de
estudios, sino que había que manejarse naturalmente dentro de los hábitos culturales
propios de las "capas medias". Ambas condiciones sociales eran consideradas legítimas
desde el punto de vista comunista. Los estudiantes eran un sector social que
demostraba su idealismo y combatividad y era idealizado en la retórica de la izquierda.
Con la crisis económica desatada a fines de los 50 los empleados bancarios habían
transitado un trecho importante de haber sido un gremio privilegiado y aislado a
convertirse en un sindicato combativo y clasista, por incorporarse a la Convención
Nacional de Trabajadores. De todas formas, un empleado bancario era un asalariado y
desde una óptica estrechamente ocupacional pertenecía a la clase de los trabajadores.
Lo que no se preguntaba en voz alta dentro de la UJC era a que se dedicaban y de que
vivían los padres de Juan, o sea, cual era el origen de su status social privilegiado.
Preguntas de ese tipo, que sí se realizaban a veces en privado, de forma indirecta o a
☝🍪
espaldas, eran doblemente inconvenientes. Por un lado, porque podían evidenciar que
detrás de algunos compañeros apreciados había un origen social netamente burgués.
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Algunos tenían eso muy claro y lo asumían como una rebelión contra su posición social,
vous donne le contrôle sur
pero que
ceux de todas
vousmaneras no todos lo procesaban de la misma manera. El tema podía crear
souhaitez
dificultades para la convivencia interna. Los más pudientes, en todo caso, procuraban
activer
no ostentar su riqueza y aportar con los recursos que disponían a las actividades de la
organización. Además el tema era particularmente incómodo porque para jóvenes
revolucionarios, orgullosos de estar emprendiendo una vía de compromiso político
elegida por decisión propia como parte de la afirmación de su identidad independiente,
significaría discutir con sinceridad acerca de los lazos de dependencia que aún los unían
a sus familias y por intermedio de ellas al "enemigo de clase". Entonces, mejor describir
a la condición social del compañero como "estudiante y empleado bancario", y no
mencionar el origen del dinero de los padres que le permitió ser "estudiante y empleado
bancario" y que probablemente todavía le facilitaba oportunidades inaccesibles para su
joven camarada Mirtha Esther, "obrera textil de 15 floridos abriles".
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03/02/23, 16:12 Las ideologías sociales de los revolucionarios uruguayos de los 60.
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CeNotes
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vous donne
1 Este trabajolesurge
contrôle surextensión comparativa de una investigación sobre la historia social
como una
ceux que vous souhaitez
de los comunistas uruguayos, aplicando sus métodos de análisis a algunos materiales de la
izquierda activer
revolucionaria no-comunista de los 60. La investigación ha contado con el apoyo de
becas de Yad Hanadiv (Jerusalén) y el Kluge Center de la Biblioteca del Congreso de los EEUU.
2 Entrevista con Urbano por Leopoldo Madruga, Boletín Tricontinental, Nos.57-58, diciembre
1970-enero 1971.
3 Rey Tristán excluye a los comunistas de "la izquierda revolucionaria uruguaya" aceptando la
línea divisoria de sus protagonistas, la izquierda no-comunista, que acusaban al PCU de
"reformistas". Eduardo Rey Tristán, A la vuelta de la esquina. La izquierda revolucionaria
uruguaya, 1955-1973, Montevideo, Fin de Siglo, 2006.
4 Para el caso uruguayo vale en buena medida la distinción que para el PC de Chile en los 60
realiza Álvarez Vallejos entre la línea de "lucha de masas" y un supuesto "legalismo" que no fue
tal. Ver, Rolando Álvarez Vallejos, "Reforma o revolución?: Lucha de masas y la vía no armada al
socialismo. El Partido Comunista Chileno, 1965-1973", en Concheiro, Modonesi y Crespo
(Coord.), El Comunismo: otras miradas desde América Latina, México, UNAM, 2007, pp.323-
356.
https://journals.openedition.org/nuevomundo/11682 12/14
03/02/23, 16:12 Las ideologías sociales de los revolucionarios uruguayos de los 60.
5 "Como revolucionarios nuestro objetivo es cambiar el sistema capitalista, con su modo de
producción… .", Encuentro (Revista de la Juventud Demócrata Cristiana), Vol.1, No.2, 1971
citado en Instituto de Ciencias Sociales, Partidos Políticos y Clases Sociales en el Uruguay.
Aspectos ideológicos, Montevideo, FCU, 1972.
6 Testimonio de Jorge Landinelli en Ana María Araujo y Horacio Techera, La imaginación al
poder. Entrevistas a protagonistas de la insurrección juvenil de 1968, Montevideo, FCU, 1988,
p.54.
7 Entrevista personal, septiembre 2000.
8 Tópico recalcado por Juan Ángel Toledo, dirigente obrero textil, socialista a comienzos de los
60 y pasado a filas del PCU en la segunda mitad de la década. Entrevista personal, octubre 2000.
9 No era este el caso de la Tendencia que surgió como una agrupación sindical radicalizada.
10 Testimonio de María Gravina en Ana María Araujo y Horacio Techera, La imaginación al
poder. Entrevistas a protagonistas de la insurrección juvenil de 1968, Montevideo, FCU, 1988,
pp.15-16.
11 Cuando se los legitimaba se prefería describirlos en términos menos cargados de significados
negativos que "pequeña burguesía". Arismendi, que no podía simplemente eludir esa categoría
marxista tan arraigada, encontró una calificación algo más exacta desde el punto de vista del
análisis de clase y a la vez sonaba menos descalificadora: "pequeña burguesía intelectual". Lo de
"intelectual", una categoría muy prestigiosa en la ideología social uruguaya que casi sacralizaba
las jerarquías educativas y culturales, contrapesaba las acepciones negativas de "pequeña
burguesía".
12 Rodney Arismendi, "Encuentros y desencuentros de la Universidad con nuestra revolución",
Estudios, No 36, julio-agosto 1965, pp.56-57. Trascripción de una conferencia organizada por el
Sector Universitario de la UJC el 6 de agosto de 1965. Luego fue distribuido en miles de
ejemplares en forma de folleto, convirtiéndose en texto fundamental en la formación de los
jóvenes comunistas y la polémica con otras vertientes.
13 León Lev, entrevista personal, setiembre 2000.
14 A diferencia de las narrativas tupamaras y anarquistas que a partir de algunos casos de
reclutamiento exaltan románticamente al delincuente común como rebelde social portador de
cualidades subversivas.
15 Ramón Rivarola, entrevista personal octubre 2000.
16 Si bien las prioridades de la militancia llegaban a posponer prioridades familiares y en algunas
familias los enfrentamientos políticos causaron rupturas esto era entendido como sacrificios y
daños y no como parte de la transformación de la sociedad. Ese aspecto es analizado por Esther
Ruiz y Juana Paris, "Ser militantes en los sesenta", en Barrán, Caetano y Porzecanski, Historias
de la vida privada en el Uruguay. Individuo y soledades, 1920-1990, Montevideo, Eds.
Santillana – Taurus, 1998.
17 Al menos hasta mediados de los 60, la UJC habría actuado en esos aspectos como un agente
modernizador. Luego se vería desbordada por los cambios generalizados y acelerados. Para los
50, ver: Vania Markarián, "Al ritmo del reloj: adolescentes uruguayos en los años cincuenta", en
Barrán, Caetano y Porzecanski (1998).
18 El episodio no está ubicado en el tiempo y parecería pertenecer a los 30 o tempranos 40, pero
el relato fue originalmente publicado en 1970. Lo que importa no es tanto el grado de la veracidad
de los hechos sino su relato, que es a la vez indicador y formador de valores ideológicos del grupo
en el cual circula. Alfredo Gravina, A los 10 años proletaria, Montevideo, Ed. Problemas, 1987 2a.
Ed., p.52.
19 Entrevista a Alberto ("Petiso") Pérez, septiembre 2000.
20 Si bien en el relato de Alberto Pérez la intención expresa era demostrar que él y otros
compañeros en el Partido tenían una actitud desprejuiciada y abierta a todos los sectores de la
sociedad. "¿Acaso no es una trabajadora?", le habría respondido a Suárez.
21 Entonces Secretario Nacional de Organización de la UJC.
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22 Conjunto folklórico integrado por comunistas y que actuaba mucho en actos y eventos
partidarios.
23 Ver por ejemplo como se anunciaban las cuatro actividades de la UJC en distintas partes de
CeMontevideo
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mismo sábado tomado casualmente: un espectáculo carnavalesco, dos
festivales
vous donne bailables y una conferencia.
le contrôle sur El Popular, 27 de marzo de 1965.
24 Al respecto, ver testimonio de Julio Louis en Rey Tristán (2005), pp.308-310.
ceux que vous souhaitez
25 Ibid.
activerde aliento de la prensa comunista a actitudes violentas: "F.I.deL.: Una de las
26 Dos ejemplos
Intervenciones más Criminales del Imperialismo en América Latina. Todo el pueblo uruguayo
debe expresar con ardor la solidaridad con el pueblo hermano de la República Dominicana", El
Popular, 2 de mayo de 1965; y "La empresa yanqui 'Pan American' concita el odio de los
jóvenes", podía leerse bajo una foto de dos jóvenes tirando piedras, El Popular, 4 de mayo de
1965. Los comunistas promovían la confrontación violenta contra símbolos extranjeros y no
contra integrantes de la sociedad uruguaya en la que se pretendía ganar conciencias, a no ser
como auto-defensa ante las agresiones de "bandas fascistas".
27 Alberto Suárez, "Partido de masas y Partido de cuadros", Estudios, Nos. 21-22, agosto 1961.
28 La resolución general del III Congreso de la UJC explicaba el carácter de los clubes de la
Juventud Comunista "como organizaciones de masa ya que en cada uno de ellos debe
encontrarse junto al núcleo de militantes comunistas activos, centenares de afiliados que llegan
a nuestra organización atraídos por algún aspecto de nuestra labor, política, social, cultural o
deportiva". Citado en el libro publicado por la dictadura: Ministerio del Interior, UJC: Escuela de
https://journals.openedition.org/nuevomundo/11682 13/14
03/02/23, 16:12 Las ideologías sociales de los revolucionarios uruguayos de los 60.
Comunismo, 2a. parte, Montevideo, Dirección Nacional de Información e Inteligencia, 1978,
p.23.
29 Walter Sanseviero, El comunismo tiene la respuesta, Montevideo, U.J.C., 1969, p.63.
30 Entrevistas separadas a León Lev y Ramón Rivarola, Montevideo, septiembre de 2000.
31 “En el flamante local del Seccional 18 y 24 del P.C. Alegre Militancia Juvenil Permite Abrir
Nueva Etapa”, El Popular, 2 de Julio de 1965.
32 Asalariados en las plantaciones de azúcar en el departamento de Artigas, extremo norte del
país.
33 Denominación uruguaya para barrios marginales de construcciones improvisadas de madera y
lata, construidas en descampados en la periferia de Montevideo. El equivalente a la "villa miseria"
argentina, la "favela" brasilera, la "población" chilena o el "pueblo joven" peruano.
Auteur
Gerardo Leibner
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