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1 No está de más recordar que, en el ordenamiento jurídico español, se han habilitado otras
vías para hacer frente a situaciones como las descritas, sin llegar a enmarcarse en el Derecho
Constitucional de excepción. Nos queremos referir a la Ley Orgánica 6/2002, de Partidos
Políticos, y las previsiones allí contenidas sobre la disolución de las formaciones políticas que
de forma reiterada y grave vulneren con su actividad los principios democráticos o el régimen de
libertades; y, también, a la disposición incorporada a la Ley de Enjuiciamiento Criminal por la Ley
Orgánica 4/1988 (artículo 384 bis), que prevé la suspensión en el ejercicio de la función o cargo
público del procesado en firme para el que se haya decretado la prisión provisional por delito
cometido por persona integrada o relacionada con bandas armadas o individuos terroristas o
rebeldes, mientras dure aquélla. Para ambas previsiones legales, el Tribunal Constitucional ha
considerado que no han sido dictadas en el marco de las actuaciones normativas excepcionales
que permite la Constitución (sentencias 71/1994, de 3 de marzo, en relación con el artículo
55 CE, y 48/2003, de 12 de marzo, en esta última al negar el Tribunal que los contenidos
de la Ley Orgánica de Partidos Políticos sean una concreción de una “democracia militante”,
descartando nuestro TC que el constituyente español optara por ese tipo de democracia de la que es
paradigma la Constitución federal alemana).
2 Así, las controversias sobre el derecho a la secesión (independencia) de las unidades
infraestatales se ha zanjado por la vía ordinaria de un pronunciamiento del Tribunal
Constitucional en Alemania o en Italia; y en Canadá o el Reino Unido, por el mecanismo del
referéndum pactado y acordado por el poder legislativo del Estado central, en el marco del
ordenamiento constitucional de referencia.
3 Dejando de lado lo que se contiene en el propio Preámbulo de la Constitución, donde se hace
referencia a la Nación española y también a los pueblos de España.
4 Se trata de los Reales Decretos-Leyes 41/1977 (Cataluña), 1/1978 (País Vasco), 2/1978
(Navarra), 7/1978 (Galicia), 8/1978 (Aragón), 9/1978 (Canarias), 10/1978 (País Valenciano),
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situaría previamente cada una de ellas; espacios físicos estos sin diferencias
cualitativas entre ellos, salvo en lo referido a los territorios forales, al margen de
que dichos espacios carecieran de trascendencia jurídico-administrativa en aquel
momento12.
Tampoco se distinguen entre sí los territorios de ámbito regional en el Proyecto
de Constitución Federal de la I República española (1873). Este texto pretendió
instaurar en nuestro país un sistema federal de descentralización política basado
en la igualdad de los Estados componentes de la Nación española13, sin que
trascienda del Proyecto ningún tipo de distingo o diferencia entre esos Estados,
ya sea desde el punto de vista competencial o institucional, ni tampoco en cuanto
a su fundamento u origen histórico14.
Y algo parecido puede decirse de la Constitución de la II República (1931),
cuando establece que el Estado español, además de por los Municipios
mancomunados en provincias, estará integrado por las regiones que se
constituyan en régimen de autonomía (artículo 8), denominadas a lo largo del
texto constitucional como regiones autónomas15. De manera que las diferencias
entre territorios en su acceso a la autonomía que se producen en España
durante la pervivencia de la II República solo pueden explicarse a partir de las
circunstancias fácticas que permitirán a unas provincias, y no a otras, constituirse
en regiones autónomas16.
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completa descentralización política del territorio español. Esa situación de hecho que se produce
en la II República, en cuanto a los territorios que llegaron a contar con estatuto de autonomía,
es tenida en cuenta por el constituyente español de 1978 para habilitar una vía de acceso a su
autonomía más directa, a través de lo previsto en la disposición transitoria segunda.
17 M. ARAGÓN REYES, “La construcción del Estado autonómico”, en Estudios de Derecho
Constitucional, CEPC, Madrid, 2013.
18 Así, al amparo de esta disposición adicional primera de la Constitución, y previa actualización
en el correspondiente Estatuto de Autonomía, como preceptúa la propia disposición, el régi-
men fiscal especial se ha mantenido en Navarra y en el País Vasco, consistiendo en lo esen-
cial el régimen del Concierto -País Vasco- o del Convenio -Navarra-, en que son esos territorios
los que recaudan los tributos, pasando una parte de sus ingresos al Estado para financiar los
servicios que este presta en esas Comunidades Autónomas (el Cupo -País Vasco- o la Aportación
-Navarra-, fijados en una ley estatal pactada y con una tramitación peculiar en las Cortes
Generales; Ley 28/1990, de 26 de diciembre, para Navarra, modificada por última vez por la
Ley 14/2015, de 24 de junio, y Ley 12/2002, de 23 de mayo, para el País Vasco, modificada por
última vez por la Ley 10/2017, de 28 de diciembre). Debe señalarse que ese régimen fiscal es
el remanente que quedó de los viejos fueros de estos territorios (en el caso del País Vasco, de
las tres provincias que lo integran), a medida que varios de sus contenidos se fueron perdiendo
durante los siglos XIX y XX (pase foral, exención de la leva…); que el régimen pervivió en Navarra
y en Álava también durante el franquismo; y que en el caso del País Vasco la titularidad originaria
de ese derecho histórico está en las tres provincias que lo integran (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya),
compartiéndose tras la Constitución de 1978 entre las instituciones autonómicas del País Vasco
y las de las tres provincias forales.
19 Los artículos 143 y 144, o las disposiciones transitorias primera, segunda y cuarta (esta última
disciplinando la posible incorporación de Navarra al régimen autonómico vasco).
20 El Proyecto de Ley Orgánica fue pactado por el Gobierno de la Nación y la Diputación Foral de
Navarra, y se tramitó, sin posibilidad de ser enmendado, en las Cortes Generales españolas
(Congreso de los Diputados y Senado). Después el Tribunal Constitucional ha avalado esta vía
de constitución de la Comunidad Foral de Navarra, su condición de Comunidad Autónoma, y la
consideración de la LORAFNA como el Estatuto de Autonomía de esa Comunidad (Sentencia
16/1984).
21 Se trata de la Ley Orgánica 1/2010, de modificación de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional, para residenciar el control de esas disposiciones fiscales en este tribunal, y de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, para excluirlas del control de la jurisdicción ordinaria del orden
contencioso-administrativo. En la Sentencia 118/2016, de 23 de junio, el Tribunal Constitucional
ha declarado la constitucionalidad de los preceptos de esa Ley Orgánica, con un pronunciamiento
de interpretación conforme en el que el Alto Tribunal establece cuál es la interpretación que ha
de darse a las disposiciones de la ley para preservar su constitucionalidad.
22 Precepto constitucional este de contenido formal y que, por tanto, otorga menor capacidad
decisoria a la Comunidad Autónoma aludida que la disposición adicional primera relativa a
los derechos históricos de los territorios forales. Así se ha puesto de manifiesto en la propia
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que ha considerado ese informe como una garantía
institucional de tipo procedimental que supone una audiencia previa a la Comunidad Autónoma
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26 En concreto, tienen cuerpo policial propio el País Vasco, Navarra y Cataluña, aunque solo para
las dos primeras se trata de una competencia con un anclaje histórico vinculado a la foralidad
(sentencias 86/2014, para la policía autónoma vasca, y 154/2017, para la policía foral navarra);
en el caso de Cataluña, dispuso de policía propia durante la II República. Hay otros estatutos de
autonomía que establecen la posibilidad de que la correspondiente Comunidad cree su propia
policía, aunque esta competencia aún no se ha materializado.
27 Que ha dotado de un alcance más preciso, y en ocasiones ampliador, a lo dispuesto en los
Estatutos de Autonomía, como ha ocurrido, significadamente, con la competencia de la
Comunidad Foral de Navarra sobre el régimen estatutario de sus funcionarios públicos
(Sentencia 140/1990).
28 Como se pretende en el Estatuto de Autonomía de Cataluña, en su redacción de 2006, cuyo
artículo 5 dispone que el autogobierno de Cataluña se fundamenta también en los derechos
históricos del pueblo catalán, en sus instituciones seculares y en la tradición jurídica catalana,
que el presente Estatuto incorpora y actualiza al amparo del artículo 2, la disposición transitoria
segunda y otros preceptos de la Constitución. El Tribunal Constitucional consideró este precepto
conforme con la Norma fundamental (Sentencia 31/2010), porque esa singularidad se concre-
taba en el propio Estatuto en relación con el derecho civil, la lengua, la cultura, la proyección
de éstas en el ámbito educativo, y el sistema institucional en que se organiza la Generalitat;
sin que pudiera vincularse, a su vez, según la Sentencia, con los derechos históricos de los
territorios forales mencionados en la disposición adicional primera de la Constitución. Y ello
porque, a pesar de la singularidad histórica de la Generalitat de Cataluña (también mencionada
en el Real Decreto-Ley que la restablece al que se ha hecho referencia en la nota 6), esta no es
una institución que haya pervivido a lo largo del tiempo hasta nuestros días.
misma no se vincule con la foralidad y con los derechos históricos que engloba29.
Resulta revelador, en ese sentido, la manera en que se han calificado las
Comunidades Autónomas españolas desde su efectiva constitución, con la
aprobación inicial de su norma institucional básica. Así, en el origen se definieron
como nacionalidades en su Estatuto los territorios que accedieron a la autonomía
por la llamada vía rápida, es decir, a través de un procedimiento especial para
acordar la iniciativa del proceso autonómico y para elaborar el Estatuto de
Autonomía, con la posibilidad por ello de asumir desde el inicio el máximo nivel
competencial que permitía la Constitución30. De esta manera, la condición de
nacionalidad vino a identificarse, por la razón de su explicitación estatutaria, con
esas dos condiciones, vía particular de acceso a la autonomía y factibilidad del
máximo nivel competencial desde el origen.
Sin embargo, la contingencia de esa condición de nacionalidad y su imposible
acotamiento apriorístico, a partir de la Constitución, se pone de manifiesto también
en ese momento en que empieza a constituirse nuestro Estado autonómico.
Porque, por una parte, la Constitución solo privilegió en el acceso a la autonomía
al País Vasco, Cataluña y Galicia, con el establecimiento de la vía especial de
la disposición transitoria segunda en función de que en el pasado, durante la
II República, esos territorios habían plebiscitado estatutos de autonomía. Pero
la vía prevista en el artículo 151.2, con la misma consecuencia del máximo
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29 En términos similares a la posición que se ha defendido desde Cataluña, como han hecho
en cierta forma, con efecto imitador, la mayor parte de las comunidades autónomas que han
modificado sus estatutos desde 2005.
30 Son los territorios que impulsan su acceso a la autonomía por la vía de la disposición transitoria
segunda (País Vasco, Cataluña y Galicia) o del artículo 151.1 (Andalucía), y que elaboran su
Estatuto por el procedimiento previsto en el artículo 151.2. Estas comunidades autónomas no
debían esperar al transcurso de los cinco años contemplados en el artículo 148.2 para asumir
las competencias que la Constitución no reserva para el Estado.
31 Aunque el acceso de este territorio al máximo nivel competencial, por la vía rápida, y su
consideración de nacionalidad en su Estatuto se debe, sin duda, a la coyuntura política de la
pujanza del Partido Socialista en Andalucía en los inicios de la Transición y al contrapeso que
se hizo desde ese territorio al poder central en el que se situaba, en ese momento, la Unión de
Centro Democrático (UCD). El Preámbulo vigente del Estatuto de Andalucía (Ley Orgánica
2/2007) hace referencia a este hecho (desde Andalucía se dio un ejemplo extraordinario de
unidad a la hora de expresar una voluntad inequívoca por la autonomía plena frente a los
que no aceptaban que fuéramos una nacionalidad en el mismo plano que las que se acogían
al artículo 151 de la Constitución. Andalucía ha sido la única Comunidad que ha tenido una
fuente de legitimidad específica en su vía de acceso a la autonomía, expresada en las urnas
mediante referéndum, lo que le otorga una identidad propia y una posición incontestable en la
configuración territorial del Estado).
viene al caso detallar pero que conviene no olvidar36, empiezan a modificarse los
estatutos de autonomía en sentidos que hacen más complejo nuestro sistema
político de descentralización y la interpretación que pueda darse a lo dispuesto
en el artículo 2 de la Constitución. En primer lugar, en 1996 dos nuevos territorios
se definen en sus estatutos como nacionalidad, Canarias y Aragón37, sin que
pueda determinarse, para esta segunda, las particularidades que se derivan
de esa denominación. Y con las reformas estatutarias que se abordan a partir
de 200538, esta deriva se acentúa por tres órdenes de motivos: El primero,
porque hay nuevas Comunidades que asumen estatutariamente su condición
de nacionalidad (Baleares39), al tiempo que hay otras que lo afirman con mayor
rotundidad (Aragón y Canarias40). El segundo, porque hay territorios que pretenden
ir más allá afirmando su singularidad por la vía de considerarse en sus estatutos,
con una retórica u otra, como nación, tal es el caso de Cataluña y Andalucía41. Y
el tercero, porque hay otras Comunidades Autónomas que vienen a situarse en la
práctica, por las competencias asumidas en su Estatuto, al mismo nivel que las
comunidades históricas, tanto por el alcance de las mismas como por el carácter
36 Se trata de que los Gobiernos de la Nación del Partido Socialista (1993-1996) y del Partido
Popular después (1996-2000), necesitaron del apoyo de fuerzas políticas nacionalistas de
ámbito autonómico para conformar una mayoría parlamentaria suficiente que no alcanzaban
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42 Además de Cataluña, Andalucía y Navarra, modifican su Estatuto entre 2005 y 2014 Valencia,
Baleares, Aragón, Castilla y León, Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha, pero estos dos
últimos territorios solo hacen modificaciones técnicas y no un nuevo texto estatutario que
pretenda la plenitud y la singularidad competencial. Canarias se incorpora a estas reformas
estatutarias en 2018, con un texto estatutario de nueva planta (Ley Orgánica 1/2018, ya citada).
43 Es el caso de Extremadura, que sigue haciendo referencia en su Estatuto a su identidad regional
histórica; o de Castilla y León, que definiéndose por primera vez como Comunidad histórica,
ha pretendido además cierta singularidad competencial, de modo relevante con el intento de
asumir la competencia sobre la gestión (desarrollo legislativo y ejecución) de la cuenca
hidrográfica del Duero, previsión estatutaria declarada inconstitucional por el Tribunal
Constitucional en la Sentencia 32/2011.
la Comunidad Autónoma ostenta competencias (artículo 8), sin que eso pueda significar que
disponga esta Comunidad de un derecho civil especial o foral con origen histórico.
47 No puede por menos que concluirse que Andalucía no dispone de hechos diferenciales que
le permitan definirse como nacionalidad, aunque tal condición derive para esta comunidad
autónoma de su particular y cualificada forma de acceder a su autogobierno.