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América : Cahiers du CRICCAL

Modelo ideológico y conciencia critica en el arte y la literatura


Victor Bravo

Résumé
Modèle idéologique et conscience critique dans l'art et la littérature.
Par opposition à une conception classique de l'art comme partie de l'exécution du plan de Dieu, la communication s'intéresse à
l'idéologie comme donnée constitutive de la conscience. Le terme d'idéologie, repris de Marx et Engels, suppose que la
recréation du réel ou sa perception par la conscience individuelle sont guidées par des modèles. La réflexion s'appuie sur les
notions de " dévoilement de la vérité " selon Heidegger, sur celle de souveraineté de la conscience dans Fart (selon Bataille)
pour aborder la création littéraire, en particulier le roman édifiant et le roman critique comme phénomènes de déconstruction
(Derrida). Les œuvres littéraires prises en considération sont principalement Hommes de maïs (1949) et Torotumbo (1956) de
M. A. Asturias, ainsi que Le partage des eaux (1950) et Concert baroque (1974) d'A. Carpentier. La communication montre que
toute idéologie introduit une donnée fausse, un en dehors qui réordonne la conscience dans sa représentation du réel.

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Bravo Victor. Modelo ideológico y conciencia critica en el arte y la literatura. In: América : Cahiers du CRICCAL, n°34, 2006.
Les modèles et leur circulation en Amérique latine, v2. pp. 9-14;

doi : https://doi.org/10.3406/ameri.2006.1739

https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_2006_num_34_1_1739

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Modelo ideolôgico y conciencia critica en el arte y
la literatura

La intuiciôn de que lo real dépende de la percepcion; la idea de que el


mundo es, en algûn sentido, inventado por cada vision de mundo es
quizâs uno de los hechos fundamentales en la historia del
conocimiento. Desde la remota intuiciôn heracliteana de los sentidos como
falsos testigos, a la teoria de las mediaciones kantiana1, y al mundo como
percepcion en Berkeley , y como representaciôn en Schopenhauer , y aûn
como fabula en Nietzsche4, se senala menos que no existe el mundo y mas que
la conciencia critica révéla que el hombre se situa en el pasaje entre la
sustancialidad y la insustancialidad de lo real, en una relacion " entre ", entre
la certeza de un orden (pues el habitar, segûn nos recuerda Heidegger5, es la
condiciôn segûn la cual son los hombres), y la intuiciôn estremecedora de su
provisionalidad, de su falsedad, tal como lo ha intuido Borges:
[...] hemos sonado el mundo. Lo hemos sonado resistente, misterioso, visible,
ubicuo en el espacio y firme en el tiempo, pero hemos consentido en su arquitectura
tenues y etemos intersticios de sinrazôn para saber que es falso .
Ese mundo se hace inteligible, es percibido, interpretado desde la
multiplicidad de horizontes (culturales, sociales, genealôgicos,
generacionales, etc.) que articulan la vision del hombre que mira e interpréta
el mundo, en un cruce de perspectivas objetivas, subjetivas e intersubjetivas.
Si aceptamos la acepciôn mas general de " ideologia ", enunciada por
Marx, e intensamente debatida, primero por Althusser y,
contemporâneamente por teôricos como Van Dijk o Zizêk7, en el sentido de
que " la ideologia pasa a ser el sistema de ideas de representaciones, que
domina el espiritu de un hombre o grupo social ", es posible decir que el
hombre tiene una mirada " ideolôgica " sobre ei mundo, creando los lazos
identitarios con lo real. ^Es posible, en este horizonte, pensar un " afuera " de
la ideologia? El marxismo, en su inflexion legitimadora, se pensô como
ideologia " verdadera " que se enfrentaba histôricamente a otras ideologias

1 . Manuel K.ANT, Critica de la razôn pura, Madrid, Alfaguara, 1 996 (Primera ediciôn en Alemân: 1781).
2. George BERKELEY, Ensayo de una nueva teoria de la vision. Buenos Aires, Aguilar, 1980 (Primera
ediciôn en inglcs: 1709).
3. Arthur SCHOPENHAUER, El mundo como voluntad y representaciôn. Mexico, FCE, 1978 (Primera
ediciôn en alemân: 1819).
4. Friedrich NIETZSCHE, Ecce homo. Barcelona, Peninsula, 1973 (primera ediciôn en alemân: 1908).
5. Martin HEIDEGGER, El origen de la obra de arte. Mexico, FCE, 1983.
6. Jorge Luis BORGES, Borges oral. (1979), en: Obras complétas IV. Buenos Aires, Emecc, 1997,
p. 161-206.
7. S. ZlZEK, El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontologia politica. Paidôs, Bucno Aires, 2001
(Primera ediciôn en franecs: 1999).
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la burguesa, por ejemplo — concebidas como falsas conciencias


(teniendo como trasfondo la verdad religiosa, por ejemplo la establecida sobre
la verdad de las escrituras, y la persecuciôn de las verdades heréticas, lo que
sera tarea implacable de la Inquisiciôn, a partir de los siglos XII y XIII)1. La
deslegitimaciôn como " ideologia verdadera ", del marxismo, a finales del
siglo XX (y ya desde antes, en la nociôn nietzscheana de perspectiva como
recorte ontolôgico de la verdad) replantea el problema de la ideologia y la
posibilidad de que sea pensada desde un " afuera ". Si bien, en un sentido
general, todo es ideolôgico, es posible pensar una nociôn mas especiiïca de
" ideologia " y decir con Geoffrey Hartmann, que es ideolôgico todo sistema
atravesado por la verdad imperativa2; por tanto, es posible pensar lo
ideolôgico en consustancial relaciôn o subordinaciôn al poder (pues la verdad
imperativa es verdad de poder), y pensar un afuera de la ideologia como
resistencia al poder. En ese afuera ha brotado la nociôn moderna de libertad,
acaso la mas controvertida de sus nociones; y es el lugar desde donde se ha
querido expresar gran parte del arte y la literatura modernos. En este nuevo
contexto puede pensarse que toda ideologia es falsa (ideologia como " falsa
conciencia ", en el sentido de Marx), pues es tramada por redes identitarias,
cohesionadas por el poder, imantadas hacia la certeza de una verdad que es
asumida como la verdad, excluyente de nuevas perspectivas; y puede pensarse
el afuera de la ideologia como la negaciôn de un absoluto de esa identidad y de
ese poder, de esa certeza y de esa verdad. Ese afuera funda, en su
distanciaciôn, los âmbitos de la diferencia; y se textualiza en la paradoja y el
absurdo, en la parodia y lo grotesco, en el humor y el hiperbolismo, estrategias
todas que ponen en evidencia lo incongruente; y que, mutatis mutandis, han
sido descritas por Heidegger como " desocultamiento de la verdad ", por
Adorno como " negatividad ", por Derrida como " deconstrucciôn ", por
Habermas como " critica emancipatoria ".
La tradiciôn clâsica del arte y la literatura es tradiciôn edificante en
cuanto que sus valores supremos — perfecciôn, armonia, belleza — se
identifican con Dios, con la estructura del lenguaje y con el orden. Por ello,
quizâs, dira Nietzsche que creeremos en Dios mientras creamos en la
gramâtica. Por ello los Estados han visto en el arte y la literatura un
privilegiado instrumento pedagôgico y de ensenanza, que atiende a la maxima
horaciana de ensenar deleitando, y asi por ejemplo, el Estado Britânico, tal
como lo refiere Hartman, propone, a finales del siglo XIX, el dictado de una
introducciôn a la literatura donde " se hace énfasis en la apreciaciôn de los
valores de cohesion social y respeto al orden establecido ".

1. Karl MARX y Friedrich ENGELS, Obras escogidas. Mexico, Edit. Libertaria, 1872.
2. Geoffrey HARTMAN, Lectura y creaciôn, Madrid, Tccnos, Colcccion Metropolis, 1992.
3. Theodor ADORNO, Teoria estética. Madrid, Taurus, Humanidadcs, 1980 (Primera ediciôn en alcmân:
1970). Jacques DERRIDA, L'Ecriture et la différence. Paris, Éditions du Seuil, 1967. Jurgen HABERMAS
Pensamiento postmetqfisico. Madrid, Taurus, 1990 (Primera ediciôn en alemân: 1988).
MODELO IDEOLOGIC*) Y CONCIENCIA CRITICA 11

Histôricamente esta tradieiôn se déjà dominar por el peso de los


contenidos y por la verguenza de la forma.
La modernidad estética puede entenderse como una continuada
negaciôn (y, a veces, como querria Adorno, una reconstituciôn) de nuevos
valores de cohesion y orden, como la fiesta misma de la desmesura y las
heterogeneidades, de las rupturas e incluso de la condiciôn abismal del sin
sentido. Asi Don Quijote, poniendo en crisis los valores establecidos desde la
afiebrada intensidad de la locura; asi, por ejemplo, Bouvard et Pécuchet,
haciendo de ese lugar pleno de sentido que es el conocimiento el lugar de las
incongruencias y el absurdo; asi los poetas malditos o Sade; asi la mas
extrema de las transgresiones, la llamada del efecto D, el dadaismo y, en
especial Duchamp, negando toda posibilidad de canon y de instituciôn arte,
colocando la expresiôn estética y literaria en el vacio, sostenida apenas por la
débil levedad de su propia poética. Tradieiôn clâsica, edifieante; y tradieiôn
moderna, transgresiva: dos lineas paralelas que a veces inesperadamente se
cruzan. En este entrecruzamiento, ha senalado Hartman, escribir se ha
convertido " en una mezcla de entretenimiento, confesiôn, protesta simbôlica,
y comercializaciôn sin fin del conocimiento acumulado ".
La tradieiôn clâsica del arte y la literatura célébra la verdad identitaria,
encarnada en el esplendor del héroe, y, como senalara Bataille , en la
soberania del principe; el texto moderno, en contraposiciôn, ha fundado un
lugar de enunciaciôn de la diferencia, en el momento en que conquista su
soberania.
La experiencia contemporânea de la literatura y el arte se instala, de
este modo, en una u otra tradieiôn: edifieante y celebratoria de una verdad, de
un orden, de una moral; o critica, irônica de los pliegues e incongruencias de
esa verdad, de ese orden, de esa moral.
Vertiente ideolôgica, mitificadora, si la hay; y vertiente negativa,
emancipatoria, reconstructiva, desde donde es posible la enunciaciôn de la
conciencia critica. La poesia amorosa, por ejemplo, que hace de la
representaciôn estética de su objeto el centro de una intensa idealizaciôn, se
alimenta sin duda de la primera vertiente; la poesia escéptica, de la segunda.
De este modo es posible ejemplificar, en primer lugar, con libros como Veinte
poemas de amor y una canciôn desesperada (1924 ), de Pablo Neruda; y, en
segundo lugar, en textos como Los heraldos negros (1921) o Poemas
humanos (1936), de César Vallejo. De una manera general podriamos decir,
por ejemplo, que el orfismo, como expresiôn de la tradieiôn lirica, ha
transfigurado a la amada, y que esa celebraciôn alcanza una reconstrucciôn
parôdica desde la dualidad Dulcinea/Aldonza, en el Quijote (que es a su vez
implacable desocultamiento de una de las figuraciones de la tradieiôn clâsica:
el héroe), hasta los cuadros parôdicos de Salvador Dali sobre la belleza

1 . Georges Bataille, " Ce que j'entends par souveraineté ", cap. IV, Œuvres complètes. Paris,
Gallimard, 1976, p. 534-537.
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femenina cantada por los poetas. Edward Said , en mémorables ensayos, ha


puesto en evidencia cômo imaginarios narrativos como los de Daniel Defoe,
en Robinson Crusoe, Rudyard Kipling, en Kim, o Joseph Conrad, en El
corazàn de las tinieblas, confluyen en celebrar valores del poder y del imperio;
y ha senalado franjas de resistencia frente al poder, en textos narrativos
periféricos como las novelas de Toni Morrison o Salman Rusdhie.
Celebraciôn o distanciaciôn critica se materializan en la textualidad de
la obra. La primera se expresa, como en la tradiciôn lirica, en intensas
idealizaciones; o, como en el relato, en la représentation narrativa de una tesis;
la segunda, como lo senalâramos, en las textualidades que ponen en crisis la
representacion y celebran la incongruencia: la paradoja y el absurdo, la
parodia y lo grotesco, el humor y los hiperbolismos, fundando una mirada
desde la distanciaciôn irôniea, en el mismo instante en que funda los pliegues
de la reflexividad y la autoreflexividad.
Es posible observar, en una misma obra, una intenciôn edificante y una
intenciôn critica. A titulo de ejemplo, es posible decir que en Doha Barbara
(1929), de Rômulo Gallegos, domina, como camisa de fuerza que
esquematiza al personaje, la intencionalidad " civilizatoria " encarnada en
Santos Luzardo; mientras que, lejano a estas sujeciones, el personaje de Dona
Barbara crece, alimentado por la fuerza y la sabiduria del relato, hasta
convertirse en uno de los grandes personajes de la literatura en lengua
castellana. La novela présenta, en su misma textualidad, la razôn edificante,
desplegada desde la intencionalidad del narrador, y la razôn critica, que
emerge de su genio narrative
Siempre a titulo de ejemplo, es posible observar el contraste de
perspectivas en distintas obras de Miguel Ângel Asturias y de Alejo
Carpentier, sean estas regidas por una intencionalidad de tesis, o abiertas a las
posibilidades narrativas de la multiplicidad de perspectivas desde donde
emerge el sentido.
De este modo es posible decir que en Torotumbo, relato que intégra
Week end en Guatemala, la causa de la insurrecciôn del torotumbo es una
terrible verdad (la violaciôn de la nina por el alquilador de disfraces)
despiazada por la vision ingenua indigena hacia una verdad de resonancias
miticas que engendra la resistencia (la violaciôn fue realizada por Carne
Cruda, el diablo). La intencionalidad narrativa de marcar la capacidad
revolucionaria del pensamiento indigena, révéla, sin proponérselo, sus limites
y cegueras: esta vision no es capaz de reconocer la verdad objetiva. Esta
limitaciôn edificante, esta postura ideolôgica parece ser superada
ampliamente en novelas como Hombres de maiz (1949) donde, por genio de la
textualidad del relato, la vision indigena, como resistencia ante los maiceros,
se abre hacia todas las posibilidades de la verdad: es, a la vez, una vision falsa

1. Edward SAID, Orientalismo. Madrid, Ed. Libcrtarias/Prodhufi, 1990 (Primera cdiciôn en inglés:
1978).
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y subjetiva sobre el mundo (como lo senalara la tradiciôn antropologica,


incluso hasta Mauss y Frazer), y es una vision " verdadera " pero distinta de la
vision racional, capaz también de cambiar el mundo con su " eficacia
simbôlica " (la novela permite las dos posibilidades sin tomar partido por
ninguna de ellas), tal como ha puesto en evidencia la antropologia moderna, a
partir fundamentalmente de Lévi-Strauss1. En los extremos de Torotumbo y
Hombres de maiz, Asturias nos muestra, respectivamente, las posibilidades
edificantes o criticas del relato.
En la escena del ajusticiamiento de Mackandal, en El reino de este
mundo, parece presentarse, mutatis mutandis, una situaciôn parecida a la de
Torotumbo: la capacidad revolucionaria de los negros, celebrada en la novela
en la convicciôn festiva de que Mackandal se ha salvado recurriendo a la
metamorfosis, oculta lo que es una certeza para el narrador, para la vision de
los personajes blancos y para el lector: Mackandal realmente fue ajusticiado.
La ceiebraciôn, por parte del narrador, impuesta como tesis en la novela, de la
capacidad revolucionaria genera a la vez la valoraciôn de la vision negra como
ingenua, incapaz de reconocer la verdad. La imposiciôn de una tesis orienta el
relato, mas alla o mas acâ de otros logros estéticos, celebrados por la critica
especializada, a la orientaciôn de un sentido que podriamos Uamar
" ideolôgico ". Ese sentido es posible encontrarlo de distintas maneras en
otras obras de Carpentier. Asi, la generosa tesis, proyectada por la " invention
de America ", segûn la expresiôn de O 'Gorman, por parte de la mirada
europea inaugurada por Colon, en el sentido de la existencia del Paraiso o de
un paraiso en el corazon del continente, rige el viaje del personaje y el arco
narrativo de Los pasos perdidos (1954), asi como la tesis de las revoluciones
del mundo que confluyen en la necesidad histôrica de la revoluciôn cubana, tal
como se expresa en La consagraciôn de la primavera (1978). Cabe
preguntarse si el rigor de una tesis marcando el acontecimiento del relato, o
una intenciôn edificante trans figurando el objeto del canto limita las
posibilidades estéticas de la obra. Quizâs podria responderse que podria
limitarla cuando domina sobre el logro estético, pero cuando el logro estético
domina sobre la intencionalidad la obra misma rebasa esas limitaciones. Tal
sucede, si se me permite un ejemplo espectacular, con la Divina Comedia
dantesca que, regida por una vision cosmogônica hoy completamente refutada,
se levanta con su fuerza poética y atraviesa los siglos como una obra
fundamental de la imaginaciôn humana. Tai sucede cuando la estética de la
obra rebasa la ética del autor, y asi Luckâcs se asombraba al observar como el
genio narrativo de Balzac rebasaba la vision de clase del autor, y Wilde decia
que " el hecho de que un nombre sea un envenenador no supone nada en
contra de su prosa ", o Mallarmé para quien la poesia se hace con buenas
palabras y no con buenas ideas, o Sartre o Foucault, quienes ven en Genet el

1 . Claude LEVI-STRAUSS, " La eficacia simbôlica ", en Antropologia estructural. Buenos Aires, Eudcba,
1982 (Primera ediciôn en francés: 1958).
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artista criminal. En el arte y la literatura los caminos al infierno parecen


ciertamente estar empedrados de buenas intenciones, y los caminos al cielo de
los hallazgos de la forma1 .
El imperativo ideolôgico parece estar en las obras mencionadas de
Asturias y Carpentier. En contraste, sin embargo, de las novelas senaladas de
Carpentier, en textos como Concierto barroco (1974) se resuelve, en el
espacio festivo de la parodia y el hiperbolismo barroco, el diâlogo y la
gravitaciôn de diferentes culturas, cada una con sus formas especificas de
legitimaciôn y plenitud. El genio del relato, una vez mas, supera cualquier
tesis y desarrolla sus posibilidades de representaciôn fundando un afuera de la
ideologia.
Refiriéndose a lo que hemos llamado la tradiciôn edifïcante, Bataille ha
senalado que el arte y la literatura deben eonfesarse culpable. La fundaciôn de
una distanciacién critica, hecho fundamental de la modernidad, hace posible,
por otra parte, en gran parte del arte y la literatura, un lugar de enunciaciôn
desde un afuera de la ideologia, un lugar donde la libertad, acaso la mas
controversial conquista de la modernidad, alcanza de nuevo, en el instante de
la realizaciôn estética, su posibilidad. En el estruendo de la clausura de las
Utopias de la modernidad, la ûnica que parece quedar en pie es la Utopia
estética.

Victor Bravo
Universidad de los Andes. Mérida (Venezuela)

1. Michel Foucault, La pensée du dehors, Paris, Fata morgana. 1986.

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